Como explicar que en el Magdalena, un territorio rezagado y olvidado donde es protagonista la desigualdad, la pobreza y el hambre, quienes nuevamente se hayan impuesto como los grandes ganadores y dueños de la representación política sean aquellos que han brillado por su ausencia y falta de gestión en el congreso de la República.
Pareciera que este departamento estuviera condenado a su suerte, pues cada vez que sus habitantes tienen una oportunidad valiosa de castigar a quienes los tienen hundidos en la miseria, deciden premiarlos otorgándole otros cuatro años de poder.
Los resultados de las elecciones a Cámara y Senado no tuvieron ninguna sorpresa. Los candidatos dueños de las maquinarias se impusieron con altas votaciones a pesar que en el Magdalena nadie los conoce ni a ellos ni a sus intenciones de servirle al pueblo que lo elige.
Incluso aspirantes al congreso de otros departamentos sin mucho esfuerzo y reconocimiento en los municipios, se llevaron 150.811 votos, y seguramente por estas tierras solo volverán cuando lo necesiten para una nueva aspiración.
Históricamente se ha hablado que Magdalena, es una de las zonas del país, donde más se presenta la compra de votos, especialmente en elecciones legislativas.
Realmente las comunidades poco o nada entienden sobre el papel de un congresistas, pero esperan ansiosamente estas votaciones para rebuscarse con una ‘ayudita económica’ que les servirá para resolver la comida de máximo dos días.
Los congresistas tienen clarísimo cómo convencer al pueblo magdalenense y hacerse elegir sin importar verdaderamente el proyecto político que dicen querer ejecutar. Cada vez son menos los que invierten en propaganda política o planes publicitarios en medios de comunicación para dar a conocer sus propuestas o tan si quiera se desgastan visitando casa a casa a los electores para contarles sus ideas para aportar al país y la región.
Más bien, cada qué hay elecciones preparan grandes sumas de dinero para dar ‘incentivos’ a las gente necesitada, que a cambio saldrá de su casa a darle un voto.
Siempre el día de elecciones son normales las denuncias de compra de votos. Se habla de que ofrecen de 50 a 100 mil pesos dependiendo la localidad y condiciones intelectuales de la persona que venderá su conciencia.
A pesar de que todos hablan y comentan de todas las irregularidades alrededor de las elecciones, ninguna autoridad u órgano de control interviene y evita lo que inevitablemente sucederá.
Al final, los mismos son elegidos y el departamento de Magdalena, no deberá esperar nada de sus dirigentes elegidos en medio de la corrupción.
Este año los representantes de la cámara serán prácticamente los mismos que tanto fueron criticados y señalados por no aparecer cuando el pueblo los requiere.
EDITORIAL