Por años los vecinos del barrio Cundí acostumbraban a alistar las maletas y contratar camiones de mudanzas con el fin de alquilar sus casas para los comandos políticos, los cuales brotaban como hojas en los árboles; sin embargo, hoy el panorama es veraniego para lo que en un tiempo era una zona colmada de sedes de campaña.
La austeridad que dicen tener muchas de las campañas a cargos de elección popular, ha mermado el alquiler de casas para comandos, sedes políticas y centros de acopio donde en el pasado abundaban los afiches, las bolsitas de agua y los jugos en bolsa o ‘mancha tripa’.
El tiempo ha pasado y el discurso de “campaña de opinión”, “el sentir de la gente” y “otra ciudad es posible”, eliminan la pretenciosa mirada de algunos que en el pasado sacaban provecho, a la frase: “doctor aquí está la lista; ¿cómo voy yo ahí?”.
Según algunos especialistas en política, la austeridad ayuda a que en muchos casos el ‘acuerdo oscuro’ que convertía a algunos candidatos en amigos en la campaña, pero desconocidos en el gobierno, desaparezca y le da apertura a un mar de posibilidades de elegir mejor.
El Cundí, barrio acostumbrado a tener mares y mares de avisos y pinturas en las casas, y miles de uniformados con colores y camisetas de un partido o candidato; hoy desfila con riachuelos de imágenes de aspirantes en algunas campañas y con unos pocos en semáforos y avenidas, tratando de persuadir a la gente para el voto.
Hoy nuevamente se ven a los niños vecinos en las terrazas, en las calles jugando la pelota, sin ser desplazados por la llegada de la temporada política.
Fotos: Cristian Jaruffe