En las últimas horas se conoció a través de las redes sociales la historia de castigó que aplicó una madre con su hija de 16 años, quien decidió botarle la comida que tenía en la nevera.
La madre de familia cuestionó si el castigo fue justo o si debió reprender a la joven de 16 años de otra manera.
La mujer, que en Reddit se hace llamar ‘A vegans mom’ (Mamá de una vegana), publicó un largo texto el pasado lunes 31 de agosto y desde entonces ha recibido más de 5.000 comentarios a su pregunta: “¿Debí haber elegido un castigo diferente?”.
La usuaria comenzó explicando que su hija, en plena adolescencia, decidió convertirse en vegana hace aproximadamente un año, decisión que ella y su esposo apoyaron desde el principio, recogió el informativo Pulzo.
Según el relato, su familia no era de comer carne casi a diario, por lo que no le costó mucho acomodar la dieta de su hija, de la cual no reveló el nombre, diferente a la suya, su esposo y su hijo, de 14 años
“Cuando cocino carne, también hago algo más (vegano) y mantengo las guarniciones comunes para todos. Tengo algunos platos separados, pero la mayoría son comunes y los limpio si tengo que cocinar para ella”, escribió la mujer en Reddit.
Con el paso de los meses, la joven trató de convencer a toda su familia de ser vegana, pero no de la mejor manera.
De acuerdo con su mamá, se ponía brava cuando le respondían que respetaban su decisión, pero que no tenían por qué seguirla.
El meollo del asunto ocurrió el último fin de semana de agosto. La madre de familia preparó chile para toda la familia. Con carne para los demás y vegano para su hija. Como cocinó bastante con carne, decidió guardarlo en la nevera, para comerlo este fin de semana que pasó.
“Al día siguiente, encontré la nevera vacía y resultó que mi hija decidió que estábamos siendo demasiado insensibles”, narró la mujer y agregó que la joven le dijo que cuando abrió la nevera, el olor a la carne le produjo naúseas.
Incluso le dijo que debían tirar toda la comida vegana que estaba en la nevera porque estaba impregnada del olor a carne. Ese detalle terminó por enfurecer a la mamá, quien ideó lo que para ella era un castigo ejemplar.
Le dio la receta de la preparación que ella había hecho y la obligó a ir a un supermercado a comprar los ingredientes y luego a cocinarlos.