Cuenta la historia que en Venezuela vivió hasta principios del siglo XX un médico servicial y buena gente, a quien los pacientes le tenían mucha fe por su amplio conocimiento en su profesión. Era un hombre normal, cercano a las personas, pero en él veían unas virtudes diferentes. Murió atropellado por un automóvil en Caracas, y desde su muerte se desencadenaría una historia con mucho arraigo cultural.
A José Gregorio Hernández Cisneros, los venezolanos le pedían favores en su tumba. No pasó mucho tiempo para que la santería de ese país lo canonizara y en su honor hicieran rituales y ceremonias. ¿Es real esto o no? Pues, es un tema teológico, pero en lo que respecta a la tradición, esta costumbre llegó a Colombia.
Los famosos médium se hicieron comunes. En cualquier población existía una persona y un consultorio, donde las romerías de pacientes eran interminables. En el corregimiento de Leña, Atlántico, además de ser el lugar de mayor peregrinación los días del nacimiento o muerte del fallecido médico, es sitio donde misteriosamente su espíritu se hace presente.
“A mí me operó el doctor José Gregorio. Cuando yo voy a la consulta me dice cómo debo vestirme el día del procedimiento y además qué elementos hay que tenerle listo para la consulta. Tú sientes como si efectivamente te hubieran operado, tú no ves nada solo sientes los síntomas. A él no le gusta la gente incrédula” dijo una devota.
En el Magdalena, con el éxodo masivo de colombianos hacia Venezuela en la década de las 60 estas tradiciones se afianzaron porque además del acento venezolano con el que regresaban los aventureros, también traían una serie de costumbres y tradiciones, entre esas el culto a Hernández.
“Para nosotros este personaje hace parte de nuestra identidad y de nuestra historia. Es imposible hablar de mi país sin tocar lo que hizo este hombre. Allá hay gente que va y le reza y dicen que los cura, y el día de su muerte o nacimiento hasta fiesta le hacen” expresó ‘El mono’, un migrante contador de historias en el Centro de Santa Marta.
¿QUÉ DICE LA SOCIOLOGÍA?
El sociólogo y conocedor de la cultura caribe, Edgar Rey Sinning, explicó que la veneración e invocación del médico, se desprende de una amplia lista de costumbres que por la cercanía del departamento con la frontera fueron incursionando en la religiosidad popular.
“Venezuela fue una vecina que nos resolvió por mucho tiempo los problemas que tenía nuestro país. No sé si 1 o 2 millones de costeños se fueron para allá y regresaron. Sin duda tenemos una influencia no solamente por José Gregorio Hernández, sino que hay un elemento importante, pues, mucha de la gente que vivió allá ingresaron a las iglesias que se llamaron protestantes y vinieron como pastores y formaron sus congregaciones en Colombia.
Pero el fenómeno de Hernández es en toda América Latina, se convirtió en un símbolo de esas ansias que se tiene la religiosidad popular de que alguien con poderes sobrenaturales sea capaz de sanar.
En Colombia tenemos también un caso parecido, allá en Chimá Córdoba, está Domingo Vidal un santo que tal vez no sana, pero sí saca a gente de la cárcel” aseguró Sinning.
SAN AGATÓN Y JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ
Para el sociólogo, el caso del médico venezolano visto desde la cultura es parecido a lo que sucede en Santa Marta con San Agatón. “Por ejemplo, la gente que van a la fiesta de Mamatoco y se emborrachan junto con el santo y hasta maicena le echan” precisó.
El arraigo cultural de Hernández y San Agatón, demuestran según Sinning, que hay unos valores subyacentes en estos dos referentes de fe.
LA IGLESIA Y LA CANONIZACIÓN
La devoción de “san Gregorio” como le llaman algunos, aún no ha sido elevada a los altares, es decir, para la Iglesia católica aún no está canonizado. Para el culto religioso es apenas considerado como venerable, que en una escala de ritos va camino a ser declarado santo universal de este credo.
La mezcla con la santería y la brujería frenó el proceso que la Iglesia tiene para estas personas con virtud probada, pero recientemente se ha reabierto la investigación por lo que muy pronto se conocerá si formará parte del santoral romano.
A pesar del tiempo, aun se conservan los altares e imágenes en muchas casas del caribe. Y declarado o no por la Iglesia, la gente lo seguirá llamando “San José Gregorio Hernández”.
