Los días en la vida de Gisell Torres, madre de Jesús David Avendaño son los de mayor sacrificio y entrega de parte de una mujer a su hijo. Jesús padece de un tipo de parálisis cerebral que le impide hablar, caminar y hacer cualquier tipo de acción como cualquier joven de su edad.
Gisell es una madre soltera, residente en el sector de Ciudad Equidad, asegura que ya le es difícil cargar a Jesús David, pues ya con 27 años, su bebé especial, se le creció.
La mujer pide colaboración de la ciudadanía para que personas de buen corazón la ayuden a conseguir una silla de ruedas, con la que pueda transportar al joven cuando tenga de hacer alguna diligencia médica e incluso cuando a ella le toque trabajar para mantener “a mi bebé especial”.
Gisell mira a la terraza y asegura que desea poderlo llevar al parque, incluso transportarlo cuando tiene que trabajar: “yo vivo sola y mi sustento depende de un hijo, hermano de Jesús que me ayuda con las cosas de la casa, también hago aseos, pero es difícil transportar al niño sin una silla de ruedas”.
Asegura que lo poco que gana es para el sustento de Jesús, por lo que ruega al cielo, para que el tocayo Jesús de Nazareno haga un milagro que al menos ayude a facilitarle la vida a su hijo.
A diario se sienta frente a su hijo, dice que lo mira y sabe que su nombre no está puesto en vano y que su tocayo en el cielo, lo está “viendo como está y que algún día lo va a ayudar, por lo pronto le pido que toque el corazón de algún samario y que lo ayude con una silla de ruedas”.
LAS NOCHES SIN DORMIR
La mujer que ha tomado el duro camino de acompañarlo y estar pendiente de la salud de su hijo dice que no duerme y pasa las noches en vela, y si logra pegar las pestañas, tan solo sería por unos segundos, porque le toca estar pendiente de que Jesús David para llevarlo al baño y evitar que haga sus necesidades fisiológicas mientras duerme.
“Me toca estar pendiente de mi hijo, y no puedo trabajar, en estos momentos no tengo recursos para comprar los pañales que necesita, y como si fuera poco el colchón donde duerme le ha producido alergia en diferentes partes de su cuerpo y necesita ser cambiado”, dijo Gesell.
“Quisiera sacarlo de la casa por unos minutos para que respire el aire puro y se distraiga, pero no tengo una silla de rueda para transportarlo”, manifiesta la angustiada madre mientras soba la frente de su hijo.
Actualmente Jesús David se encuentra afiliado a la EPS Salud vida, pero según Gisell esta entidad, ni la Alcaldía a través de sus programas sociales le ha apoyado con le entrega de pañales o la silla de rueda, aunque ha hecho todo tipo de peticiones y reclamos para obtener los insumos que permitan mejorar las condiciones de vida de Jesús David.
LA ALIMENTACIÓN
“A mí me toca comprarle el alimento de Ensure, porque es un complemento para su alimentación, ya que se le bajan las plaquetas; lo baño y lo cargo, pero muchas veces es difícil para mí, porque siento que se me acaban las fuerzas. Diariamente necesito 20 mil pesos para llevarlo en un taxi y que me le hagan las terapias”, manifestó.
En los primeros años de vida, Jesús David era transportado por su madre en un coche, pero la vida le cambió de manera drástica y con el pasar de los días su cuerpo creció. Con lágrimas en los ojos Gisell pide a cualquier persona de buen corazón que sea doliente de la situación tan difícil que traviesa su hijo.
Jesús David solo espera con ansias una silla de rueda que le permita poder movilizarse por las calles de Santa Marta, olvidar los momentos amargos y disfrutar de los placeres que le ofrece la vida junto a su familia.
Quienes quieran ayudar a este joven se pueden comunicarse con su madre Gisell al 300-3636587.
Fotos y reportería: Cristian Jaruffero
