Mientras la comunidad clama por espacios deportivos dignos donde las nuevas generaciones puedan desarrollar su talento, los escenarios existentes permanecen cercados y utilizados para fines ajenos al deporte.
Lo que en antaño vibró con la pasión del fútbol samario y fue testigo de innumerables gestas del Unión Magdalena, hoy languidece en el abandono, convertido en un silencioso parqueadero. El emblemático estadio Eduardo Santos, un ícono deportivo de Santa Marta cargado de historia y recuerdos, permanece inaccesible para la comunidad, secuestrado por el olvido y un uso que poco tiene que ver con el deporte.
En una decisión que ha generado indignación entre los habitantes, el otrora templo futbolístico funciona actualmente como parqueadero exclusivo de la Policía Metropolitana de Santa Marta.
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En un video dado a conocer por el medio digital Pescaíto mi barrio noticias, se ve el escenario rodeado de portones cerrados, un espacio público que parece haber sido privatizado, negando la entrada incluso a los niños y jóvenes que sueñan con emular las hazañas de sus ídolos en su cancha.
Mientras la comunidad clama por espacios deportivos dignos donde las nuevas generaciones puedan desarrollar su talento, los escenarios existentes permanecen cercados y utilizados para fines ajenos al deporte. La situación del Eduardo Santos se suma a la frustración de quienes ven cómo las promesas de apoyo al talento juvenil se diluyen ante la realidad de la falta de infraestructura adecuada.
Santa Marta necesita canchas para sus niños y jóvenes, no extensos lotes destinados al estacionamiento de vehículos oficiales.
La exigencia de la comunidad es clara: la recuperación inmediata del Estadio Eduardo Santos como un escenario deportivo para el pueblo samario. Un espacio que vuelva a latir con la energía del deporte, que abra sus puertas a los sueños de los niños y que cumpla su función como patrimonio deportivo de la ciudad.
