Mientras conversaba, dos individuos se aproximaron sin generar sospechas. En un instante, lo atacaron a corta distancia. No hubo tiempo de huir. Solo el ruido de las balas y el grito de quienes lo vieron desplomarse.
Jhonny Junior Miranda Cantillo vivía en el barrio Santa Ana de Santa Marta. Entre una aparente tranquilidad, contestó una videollamada sin imaginar que esa sería su despedida callada del mundo.
Salió a atender la llamada desde la entrada y nadie sospechaba que instantes después, la tragedia afectaría su vida.
Jhonny falleció en el acto, dejando atrás una familia destrozada, amigos en conmoción y un barrio envuelto en el miedo y la aflicción.
El dolor ahora transita por las calles de Santa Ana, donde el eco de ese último “hola” en videollamada todavía resuena entre las paredes.
Las autoridades examinan los hechos para hallar a los responsables, mientras la comunidad demanda justicia y más seguridad.
