La comunidad de este sector acusa tanto a la Constructora Bolívar como a la Essmar de evadir responsabilidades en esta crisis por el servicio de agua potable, que se extiende por toda la ciudad de Santa Marta.
Los residentes de los seis conjuntos que conforman el macroproyecto Reservas de Curinca anunciaron una jornada de protesta y cacerolazo para exigir soluciones definitivas a la escasez de agua potable en Santa Marta. La manifestación se llevará a cabo este miércoles, 21 de mayo de 2025, a partir de las 7:00 de la noche, con el cierre de la Vía Alterna a la altura del sector de Villa Betel.
El conjunto Laguna, con 360 apartamentos, es uno de los más afectados. Aunque la Constructora Bolívar prometió construir pozos independientes, estas obras no se han materializado.
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La comunidad de Reservas de Curinca acusa tanto a la Constructora Bolívar como a la Essmar de evadir responsabilidades en esta crisis por el servicio de agua potable, que se extiende por toda la ciudad de Santa Marta.
Los conjuntos Poblado, Brisas, Laguna, Sendero y Flora se unirán a la jornada de protesta de esta noche para exigir una solución definitiva a esta problemática.
Una crisis que se agudiza
Santa Marta enfrenta una crisis crónica de agua potable que se agudiza con el paso del tiempo, dejando a miles de sus habitantes con un servicio deficiente e intermitente. La falta de acceso a este recurso vital ha provocado un creciente descontento social, materializado en constantes protestas y cacerolazos.
Las causas de esta problemática son complejas y multifactoriales, arraigadas en décadas de una gestión hídrica deficiente y una infraestructura obsoleta. Expertos y ciudadanos señalan una errada planificación del recurso, sumada a la falta de mantenimiento de pozos profundos y estaciones de bombeo, lo que ha deteriorado gravemente el sistema de acueducto.
La dependencia de fuentes como los ríos Manzanares y Gaira, cuyos caudales son vulnerables a las variaciones climáticas, también contribuye a la escasez, especialmente en temporadas de sequía.
Impacto social y económico
La falta de agua potable no solo afecta la calidad de vida de los samarios, impidiendo la realización de tareas básicas del hogar y afectando la higiene, sino que también tiene un fuerte impacto económico y social.
En barrios vulnerables, ha surgido un preocupante fenómeno conocido como “acuatráfico”, donde mafias controlan la distribución del líquido, vendiéndolo a precios exorbitantes a los ciudadanos desesperados. Esta situación golpea duramente la economía familiar y la salud de la comunidad.
Protestas constantes y acusaciones cruzadas
El descontento ciudadano se ha manifestado en múltiples ocasiones a través de bloqueos de vías, cacerolazos y plantones, exigiendo soluciones urgentes a las autoridades locales y a la Essmar. Las comunidades, como la de Reservas de Curinca, denuncian que son las más afectadas por la irregularidad del suministro, que en ocasiones se reduce a un racionamiento por carrotanques o incluso a la ausencia total del servicio durante días.
En medio de la crisis, las acusaciones entre la administración distrital, la gobernación y la empresa Essmar son recurrentes, con señalamientos mutuos de inacción y responsabilidad. Recientemente, un cruce de acusaciones entre el exrepresentante Eduardo Díaz Granados y el gobernador Rafael Martínez puso de manifiesto las profundas diferencias sobre quién debe responder por el desorden urbano y la falta de soluciones definitivas para el agua.
