El mandatario colombiano propuso dejar atrás la unanimidad absoluta y avanzar hacia una acción regional efectiva basada en un consenso suficiente, inspirado en la Unión Europea.
En un hecho sin precedentes para Colombia, el presidente Gustavo Petro asumió oficialmente la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), marcando así un momento histórico en la diplomacia regional. Es la primera vez que un jefe de Estado colombiano lidera este organismo multilateral.
Durante su discurso de posesión, Petro delineó su visión de una CELAC más activa y articulada, que deje atrás la inercia política para convertirse en un actor relevante en el escenario global. “América Latina y el Caribe pueden ser un puente con el resto del mundo y un ‘nosotros’ colectivo dentro de la humanidad”, afirmó el mandatario, haciendo énfasis en la urgencia de unir fuerzas ante los desafíos comunes que enfrenta el planeta.
Petro también insistió en la necesidad de un diálogo abierto con otras civilizaciones, incluyendo a China, India, África y Europa, resaltando que el rol de la región debe ser el de contribuir a la paz global y a la defensa de la vida en medio de un contexto mundial que calificó como “peligroso”.
Una CELAC más práctica y menos burocrática
El presidente colombiano aprovechó la ocasión para lanzar una propuesta concreta: modificar los mecanismos de decisión interna de la CELAC, reemplazando la exigencia de unanimidad absoluta por un modelo de “consenso suficiente”, inspirado en el funcionamiento de la Unión Europea.
“La búsqueda de consensos totales ha paralizado muchas veces nuestras decisiones. Debemos adoptar un sistema más flexible que permita avanzar, incluso cuando existan diferencias entre algunos países”, señaló Petro, haciendo un llamado a una integración efectiva que trascienda los discursos y se traduzca en acciones concretas.
Durante su intervención, Petro planteó que esta nueva etapa de la CELAC debe enfocarse en la cooperación práctica, el fortalecimiento de la soberanía regional, la lucha contra el cambio climático y el impulso a la transición energética, entre otros desafíos compartidos por los países miembros.
La presidencia pro tempore que ahora ocupa Colombia estará vigente durante el próximo año, tiempo en el que se espera que el país impulse una agenda ambiciosa en materia de integración regional, sostenibilidad y relaciones internacionales con actores clave del escenario global.
