La institución propició un diálogo interdisciplinar para derribar prejuicios y paradigmas sobre la violencia.
Con la confluencia de abogados y antropólogos que trabajan en torno a los derechos de humanos, la Universidad del Magdalena le apostó a deconstruir la violencia de género a través de un conversatorio liderado por el Programa de Atención Psicológica – PAP y el Grupo de Atención de casos de Violencia de Género – GAV.
Este espacio de diálogo, abordó el estado actual de la violencia de género en Colombia y los mecanismos de prevención, en el marco del mes que promueve la eliminación de estas acciones que atentan contra la dignidad de las personas, especialmente mujeres y personas de la comunidad LGTBIQ+.
La psicóloga magíster Johanna Bocanegra Sandoval, coordinadora General del PAP, explicó que desde la Unimagdalena se buscan rutas para derribar mitos y prejuicios, y prevenir la violencia de género a través de la educación en salud.
“La idea es encaminarnos hacia la Política Nacional, que como universidad sigamos trabajando en función de ello; los estudiantes activos en procesos de transformación comunitaria sean replicadores de información para fortalecer la educación preventiva sobre violencia y acoso”, puntualizó.
Frente a este tema, los expertos sostienen que la violencia debe ser comprendida más allá de las estadísticas, pues el proceso de denuncias, administración de justicia y creación de leyes aún presenta barreras como la revictimización, la poca cobertura y la desigualdad jurídica que impide el acceso a todas las víctimas.
De acuerdo con esto, Néstor Rangel, fiscal seccional de Santa Marta invitado al conversatorio, argumenta que el Estado debe reconocer la falta de recursos económicos y humanos en las instituciones que rodean la justicia para garantizar su acceso a todos.
“Esto imposibilita que la cobertura frente a estas conductas punibles sea de manera integral. Una vez esto sea reconocido, es indispensable contar con la colaboración armónica con las demás instituciones, como universidades y planteles educativos con el fin de luchar de manera frontal contra este flagelo”, concluyó.
Los panelistas también plantearon que el escenario académico es indispensable para reflexionar de manera colectiva en la deconstrucción de los paradigmas que se han consolidado históricamente y consideran que el principal reto es propiciar la construcción conjunta de conocimiento frente a estos temas.
Augusta Moreno Quant, asesora de proyectos con enfoque diferencial y de género, expresó durante su participación: “Para transformar y cambiar tenemos que conocer y debatir. La academia es el escenario propicio para eso. La educación es el motor de cambio”.
Finalmente, hay que destacar que la Unimagdalena ha realizado un trabajo progresivo en la erradicación de todo tipo de violencia a través de la elaboración y puesta en marcha de protocolos de prevención y atención de casos de violencia basada en género dentro de la comunidad académica.