Las cátedras se están impartiendo en un local de comidas por miedo a que la infraestructura les caiga encima a los menores.
Terminó el año escolar y en algunos colegios del Magdalena nada mejoró en materia de infraestructura, sino que, por lo contrario, los estudiantes debieron correr el riesgo de recibir clases en salones agrietados y con el techo a punto de caerse hasta el último día del calendario.
Tal es el caso de los alumnos de la Institución Educativa César Meléndez López, del corregimiento de Zarate en Plato, Magdalena, donde los niños, niñas y jóvenes tomaron sus cátedras en condiciones verdaderamente lamentables.
De acuerdo con el profesor Luis Alfredo Cervantes Acuña, quien debió impartir sus conocimientos bajo la penumbra y el abandono, en el plantel no existen las garantías para que los menores asistan a clases, sin embargo, hacen lo humanamente posible para que no desistan.
“Hay grietas en las paredes de más de cinco centímetros, lo que podría traducirse en una tragedia si se llegasen a desprender las paredes o el techo”, señaló el educador.
Por lo anterior, la comunidad educativa prefirió dar sus clases en el quiosco de la institución y, en un local de comidas contiguo a la planta física.
Ante esta lamentable situación, los docentes, padres de familia y estudiantes, hacen un llamado a la administración municipal para que se intervenga la infraestructura del colegio. Asimismo, exhortan a la Gobernación del Magdalena y al Gobierno Nacional, para que, en la búsqueda de un mejor futuro, se mire a todos los rincones del departamento.