Una empresa tecnológica que ya opera en más de 140 ciudades del mundo llegó a Colombia con una propuesta concreta: eliminar el dinero en efectivo de los buses, reducir la evasión y los robos, y formalizar el transporte público. Santa Marta está entre las ciudades que evalúan dar el salto al pago digital.
El dinero en efectivo se convirtió en uno de los mayores problemas del transporte público. Genera evasión, alimenta la informalidad, expone a conductores y pasajeros a robos y le quita control a las autoridades. Frente a ese panorama, la empresa O-City aterrizó en Colombia con una advertencia clara: el modelo tradicional de recaudo está agotado y debe ser reemplazado por pagos digitales abiertos, rápidos y seguros.
La propuesta fue socializada en Bogotá ante autoridades de movilidad, operadores de transporte y delegaciones internacionales. El objetivo es claro: permitir que los usuarios paguen su pasaje con tarjeta débito, crédito, billeteras digitales, códigos QR o desde el celular, sin filas, sin recargas presenciales y sin manejar efectivo dentro de los buses.
“Los sistemas cerrados ya cumplieron su rol. Hoy el usuario tiene derecho a escoger con qué pagar”, afirmó Guillermo Abad Zamora, Sales Manager de O-City para Colombia, Ecuador y Perú, al explicar que la transición no es una tendencia futura, sino una necesidad inmediata para las ciudades.
Menos evasión, más control
Según datos expuestos por la compañía, en América Latina entre el 15 % y el 20 % del recaudo del transporte público se pierde por evasión. Plata que nunca llega al sistema y que termina afectando tarifas, operación y sostenibilidad.
“El problema muchas veces no está en cuánto se cobra, sino en cuánto se pierde”, explicó Abad.
Los sistemas de pago electrónico permiten cerrar esa fuga, mejorar la trazabilidad del dinero y darle a la autoridad información en tiempo real sobre recorridos, horarios y patrones de movilidad.
Esa información, señalan, es clave para diseñar políticas tarifarias y de movilidad más eficientes, basadas en datos reales y no en estimaciones.
Seguridad y fin del efectivo
Eliminar el efectivo también reduce el riesgo de robos y extorsiones. En países como Perú, el manejo de dinero en los buses llegó a convertirse en una amenaza directa para conductores y propietarios, al punto de que los propios transportistas impulsaron leyes para erradicarlo.
“El efectivo no solo genera pérdidas económicas, también pérdidas humanas”, advirtió Abad.
Quito, el espejo del cambio
La experiencia de Quito fue uno de los ejemplos más citados. Cuando el metro comenzó a operar, solo el 1 % de los usuarios pagaba de forma electrónica. Dos años después, el uso de pagos digitales ya bordea el 60 % y sigue en aumento.
“La gente no quiere hacer filas cuando ve que otro entra rápido con su tarjeta o el celular”, explicó.
Los transportistas también respaldan el modelo. César David Daga, representante del sector en Quito, aseguró que la migración al recaudo digital mejoró la seguridad, redujo la delincuencia y permitió integrar buses, metro y otros sistemas de transporte en una sola red.
¿Subirá el pasaje?
Uno de los temores más frecuentes es que la tecnología termine encareciendo la tarifa. O-City lo descarta. Según la empresa, el costo del sistema no debe trasladarse al usuario, sino ser asumido como una inversión social por parte de las ciudades y los operadores.
“Si no corriges la evasión, puedes subir la tarifa todo lo que quieras y el problema seguirá”, sentenció Abad.
Santa Marta, en la mira
Aunque aún no hay una fecha definida, Santa Marta aparece entre las ciudades que ya analizan la modernización de su sistema de recaudo. Bogotá, Medellín y Cali avanzan; Barranquilla, Ibagué y otras capitales también están en evaluación.
El mensaje que dejó el encuentro en Bogotá fue contundente: el efectivo está dejando de ser una solución y se convirtió en un problema. El transporte público, como las ciudades, ya empezó a moverse hacia lo digital. Y el que no se suba, se quedará pagando el precio del atraso.
