Al momento de la cirugía de la difunta, Carlos Ramos no tenía título de cirujano plástico.
Carlos Alberto Ramos Corena, el conocido ‘Cirujano de las barbies’, fue condenado por el juzgado 22 penal con función de conocimiento de Medellín por la muerte de una joven tras una cirugía estética en el 2011.
La paciente contactó a Ramos en agosto de ese año en la capital antioqueña para la realización de un procedimiento estético que incluía una mamoplastia de aumento, liposucción e injertos de glúteos.
Pese a que pactó el procedimiento con él, quien fue el doctor que le hizo la valoración inicial y a quien ella le pagó, el 13 de agosto siguiente, su operación la realizó la médica y cirujana plástica Ana María Socarrás Espitia, y el doctor Ramos solo fue ayudante en la misma.
Según recoge la sentencia, los días siguientes al procedimiento la familia de la mujer contactó por teléfono al doctor porque ella presentaba síntomas, pero este les decía que eso era normal.
El 16 de agosto, la mujer acudió al consultorio para una evaluación y, según el doctor, estaba en buen estado de salud, pese a que, de acuerdo con sus familiares, su estado de salud no mejoraba.
Al día siguiente, la paciente fue a su cita de masajes de seguimiento a las 9:10 a. m.; allí se desmayó, tenía dificultad para respirar, palidez generalizada y cianosis labial.
Aunque fue trasladada a la clínica donde le habían hecho la cirugía, llegó sin signos vitales, y se registró su muerte a las 10:03 a. m. como consecuencia de un shock cardiogénico secundario a tromboembolismo pulmonar posterior al acto quirúrgico.
Irregularidades
Ramos Corena quien se autopromociona en Instagram como “el cirujano de las Barbies”, fue condenado al igual que su colega (quien realizó el procedimiento) Ana María Socarrás por la muerte de la mujer.
Además, las autoridades encontraron que a la paciente no se le advirtió del riesgo de la cirugía, no tuvo un postoperatorio adecuado, se minimizaron los síntomas y la historia clínica había sido manipulada y no correspondía con la realidad. A tal punto llegó el descuido y la falta de protocolos que quien dio de alta a la paciente fue una enfermera.
La sentencia condenatoria recrimina al médico Ramos Corena quien, como garante del posoperatorio, debió prestar atención a las quejas y dolencias de la paciente, pero, por el contrario, las ignoró afirmando que era normal, hasta que se dio la muerte.
Cabe destacar, que para el momento de la cirugía, Ramos no tenía validado ningún título de cirujano plástico en el Ministerio de Salud, solo era un médico general.
Por todo esto, y porque no tenían antecedentes penales, la jueza los condenó a 40 meses de prisión y una multa de 30 salarios mínimos mensuales. Además, los inhabilitó por 30 meses para el ejercicio de su profesión como médicos.