Muchos de los empleos en ciudades como Santa Marta son brindados por el comercio. En la ciudad según un informe de la Cámara de Comercio, más de 60 mil personas perdieron sus empleos en pandemia.
Hoy en día el sector comercial, desde almacenes de cadena, restaurantes y bares, han sufrido el azote de un virus más fuerte que el Covid-19: el hambre.
En el sector gastronómico el Distrito tiene dispuesto un Plan Piloto para la atención a las personas, a la espera de la aprobación del Ministerio del Interior.
Sin embargo, hay otro subsector, el de comerciantes de bares y restaurantes, emprendedores que ha sufrido porque fue el primero en cerrar y quizás será el último en abrir. Desde el 16 marzo este tipo de establecimientos tuvo que cerrar sus puertas, dejando sin bocado a muchas personas que dependían de este ejercicio.
Cerrar las puertas de bares se convierte en un bolsillo roto para todos los comerciantes quienes a pesar que han intentado a través de redes sociales y servicios a domicilio vender sus productos, las deudas de arriendo, impuestos y servicios públicos, no han dado espera.
Otros que emprendieron realizaron préstamos, vendieron bienes para montar su negocio, lo han perdido todo.
Además, aquellos que trabajaban de manera formal como meseros, seguridad y entretenimiento, sufrieron el drama de quedarse sin trabajo.
El gobierno nacional ha sido desconsiderado con este gremio que no ha recibido ningún tipo de ayuda y al que apenas ahora es al que se le abre una puerta con una posibilidad de abrir sin la venta de licor.
Muchos de los emprendedores de este sector, esperan que al menos las restricciones permitan innovar y buscar la manera de activar protocolos y poder abrir y brindar entretenimiento sano.