La historia de la ciudad más antigua de Colombia muestra que así como nacen algunos nuevos barrios, otros llenos de historia, también han ido desapareciendo.
Ancón, “ensenada pequeña en que se puede fondear”, define el diccionario de la Real Academia Española.
Pero para Santa Marta esta palabra de cinco letras significa mucho más, pues fue el barrio insigne del norte durante el siglo XX y que pese a su desaparición sigue vivo en la memoria de varias familias y samarios en diferentes puntos de la ciudad.
Entre el puerto marítimo y las vías férreas del tren bananero, se forjó una de las mejores historias de una naciente Santa Marta, que pese a tener más de 350 años al inicio del siglo pasado, seguía siendo una población pequeña.
Y fue precisamente en ese punto estratégico de la ciudad, donde personas oriundas de La Guajira, incluso hasta de Venezuela; cimentaron el barrio Ancón, de donde hay cientos de historias y tradiciones que todavía hoy se conservan.
El Ancón fue un barrio conformado por solo tres calles a la orilla del mar Caribe, a un costado de la Bahía de Santa Marta, donde hoy están ubicados varios muelles del puerto.
El Mangle, Tinglado y Taganguilla; eran las tres calle que conformaron El Ancón y donde vivieron familias de apellidos de tradición samaria y guajira como Chacín, Deluque, Vilarete, Niebles, López, Ceballos, Arango, Agudelo, Pardo, Diazgranados.
Una versión de su fundación, se ubica que El Ancón nació después de ser un campamento de construcción para el ferrocarril y muelles. Ese territorio, ocupado por jamaicanos -traídos como mano de obra- solo tenía casas de madera; las mismas que tiempos después fueron ocupadas por los pescadores nativos que llegaban a sus faenas.
Para la década de los 1920, los pescadores empezaron a ocupar las casas de madera que habían dejado los jamaicanos. Así el antiguo Ancón, se convirtió en un barrio de Santa Marta.
Del barrio quedan muchas historias, nombres y remembranzas, desde la iglesia Santa Ana que de lunes a viernes era colegio y los fines de semana pare rendir culto, la fiesta de la Virgen del Carmen, de donde salía el desfile de lanchas por el mar llevando la imagen de la Virgen en procesión.
Pese a toda su riqueza histórica y cultural, su esplendor no duró mucho, pues entrada la década de los años 1970, el barrio se acabó con el crecimiento de Puertos de Colombia.
Su territorio fue cedido para la realización de la primera expansión del puerto y desde ahí empezó la destrucción del Ancón y Taganguilla.
Varios de sus pobladores, en medio de la nostalgia emigraron a otros barrios de la ciudad, en especial a Pescaíto y Manzanares.
Pero el barrio Ancón no ha sido el único que ha desaparecido en la historia reciente de Santa Marta, sobre todo en el pasado siglo XX.
Por diferentes motivos, otros sectores desaparecieron del mapa local o dieron paso a otros barrios; o incluso, la creación de algunos, y su expansión; ha delimitado a otros.
“Existió uno que fue el sector del norte de Centro llamado de El Turrillo o El Paraguay, zona comprendida entre la calle 6 y 10 entre carreras 2ª y 3ª”, explica el historiador y académico Armando Lacera Rúa.
Recuerda el historiador local, que además al norte de lo que hoy es Pescaíto, había otro barrio, llamado La Salina.
“El sector llamado La Salina, vigente desde el siglo XVII y que fue sustituido por lo que se llama Barrio San Martín”, argumento Lacera.
Con estos dos sectores más, Santa Marta cambió demográficamente y seguirá cambiando, puesto que según Lacera, algunos barrios han sido absorbidos por otros.
“Prácticamente ha desaparecido el antiguo Boston que ha sido absorbido por el barrio Bavaria y también se debe considerar la disminución territorial de los barrios El Obrero y Miraflores”, acotó.
El barrio Boston se mantiene vigente, pero no en las dimensiones de años atrás, y para El Obrero y Miraflores; las construcciones de tipo comercial, han copado algunos territorios que antes eran relacionados con estos sectores.