El periodismo está de luto.
El luto se ha posado sobre el periodismo samario, donde las letras de las noticias se entrelazan con lágrimas y suspiros. Harinton de Armas, conocido cariñosamente como Hatico, partió a los 44 años, arrebatado por un cáncer pulmonar que silenció su voz tempranamente.
Con más de dos décadas de experiencia, Harinton trascendió las páginas impresas para dejar una huella imborrable en el gremio de la comunicación social. Amigos, colegas, y aquellos que compartieron con él la sala de redacción, lo recuerdan por su inigualable sentido del humor, su camaradería y su pasión desbordante por la música.
Cuando Hatico no estaba escribiendo historias en la redacción, encontraba refugio en el mundo de la música. Sus momentos libres eran el escenario perfecto para que su voz resonara en los karaokes o en la intimidad de su habitación.
Poseía una voz envidiable, un talento que muchos creen que podría haber llevado lejos si hubiera decidido dedicarse seriamente al canto.
“Harinton, o Hato como le llamábamos, siempre tenía una melodía en el corazón. Cantaba, reía, tenía un sentido del humor que iluminaba incluso los momentos más difíciles”, comparten sus colegas.
Su partida ha dejado una estela de dolor, especialmente en su hermana Diana de Armas, quien lo acompañó junto a su madre en estos difíciles momentos.
La enfermedad llegó sin previo aviso, llevándose a Hatico en su plenitud. Ni el más pesimista imaginaba que este ser jocoso y alegre partiría tan temprano, como él mismo decía cuando quería irse de un lugar: “Cogió sus tres cositas y chelow, chelow”.
Harinton de Armas, más que un periodista, fue un ser humano que dejó huella en cada corazón que tocó. Aunque no tuvo hijos ni esposa, construyó una familia amplia entre amigos y seres queridos que disfrutaron de su autenticidad y alegría.
“La vida es fugaz, hay que sonreír y gozársela sin importar la circunstancia”, nos enseña su legado. “Si uno supiera cuándo es ‘la última vez’ que abrazas, que ves, que ríes con alguien, viviríamos llenos de gozo”, reflexiona Viña Machado, una gran amiga de Harinton.
Hatico, el periodista que cantaba la vida, se despide, pero su esencia perdurará en las risas, en las notas de sus canciones, y en el recuerdo de aquellos que tuvieron la suerte de compartir la travesía de la vida con él.
Hoy, en la redacción, entre hojas y tinta, se siente el vacío de su ausencia, pero su espíritu, lleno de melodías y sonrisas, seguirá resonando en cada rincón donde dejó su huella.
En su paso por esta tierra Harinton laboró en diferentes medios y entidades como Trabajo en la Gobernación de La Guajira, Hoy Diario, El Informador y fundó el portal La Portada SM.
¡Vuela alto Hatico!…