Las víctimas fueron asesinadas a tiros tras caer en una trampa de presuntos grupos armados que los extorsionaban. La falta de presencia de la autoridad obligó a sus familiares a trasladar los cuerpos en motocicleta, generando indignación en la comunidad.
Un hecho que causo repudio y dolor entre los habitantes de Pivijay, Magdalena, dejó al descubierto la precaria atención de las autoridades frente a los casos de violencia armada en la región.
Dos pescadores oriundos del municipio de Plató, fueron asesinados en circunstancias que, según las primeras hipótesis, estarían relacionadas con extorsiones de grupos ilegales que operan en corregimiento de Canoas jurisdicción rural de Pivijay.
Los hombres, identificados como Jaider Ospino y Jeider Mendoza, habían sido citados por estos grupos bajo la amenaza de represalias si no acudían. Confiando en llegar a un acuerdo, se trasladaron hasta el corregimiento, sin imaginar que todo se trataba de una emboscada. Apenas ingresaron al municipio, fueron atacados a disparos, quedando sin vida en plena vía pública.
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Familiares obligados a actuar ante la ausencia de autoridades
Lo que más ha generado indignación es que, tras el doble homicidio, no hubo presencia de la Policía, ni del CTI o Medicina Legal para realizar el levantamiento de los cuerpos.
En medio del dolor, sus propios familiares debieron llegar hasta la escena, recoger los cadáveres y trasladarlos en una motocicleta hasta el lugar donde posteriormente serían sepultados.
“Fue inhumano; nuestros seres queridos quedaron tirados bajo el sol por horas, como si fueran animales”, expresó con impotencia uno de los allegados, señalando que esta no sería la primera vez que una situación así ocurre en el municipio.
Testigos y residentes han denunciado que Pivijay se encuentra prácticamente sin presencia de autoridades, lo que deja a la comunidad a merced de la delincuencia organizada.
