Fue aquel 27 de junio de 2017 cuando unos 12.000 excombatientes de las Farc decidieron dejar las armas que por décadas portaron en medio de su lucha frontal en contra del Estado colombiano. Ese día marcó el derrotero de un difícil camino que llevó a silenciar los fusiles que tanto daño y dolor causaron durante 58 años de conflicto armado.
Hoy justamente –27 de junio de 2018– el país cumple dos años de haber dado ese paso fundamental en la construcción de paz en Colombia. Sin embargo la situación violenta en Colombia hoy en día es crítica, pues las secuelas de la guerra han arremetido contra líderes sociales.
Más de 700 líderes sociales y 130 ex combatientes han sido asesinatos en el país.
En el proceso de dejación, la Misión de la ONU que se encargó de recibirlas, acopió 8.994 armas de fuego que llevaban casi seis décadas en poder de las Farc.
Este armamento fue depositado en contenedores y luego extraído de las zonas veredales donde se dio la desmovilización e inicio de reincorporación a la vida civil de los miembros de esa guerrilla que tomaron la decisión de decirle adiós a la guerra.
De acuerdo al Gobierno, la dejación de las armas se cumplió en tiempo récord. El proceso tardó solo ocho meses después de firmarse el Acuerdo de Paz. Tras un año, el mundo reconoce el éxito de este modelo de desmovilización y lo pone por encima del de otros países como El Salvador, Guatemala y Mozambique.
Cumplido este proceso, los excombatientes ya recibieron la acreditación de la oficina del Alto Comisionado para la Paz para reincorporarse a la vida civil.