Las hectáreas les fueron arrebatadas por actores armados, terceros civiles y el estado. Ahora vuelven a tener esperanza.
La vida volvió a tener sentido para 75 mujeres miembros de la Asociación de Mujeres Productoras del Campo -ASOMUPROCA-, luego de que el Tribunal Superior de Cartagena emitiera sentencia judicial de fondo que les permitirá retomar sus tierras.
La lucha de estas mujeres inició en 1996, cuando a través de un proceso de reforma agraria se les fue adjudicado el predio de nombre Los Playones en Pivijay, Magdalena para que pudieran ejercer su actividad económica en el campo; pero el derecho se les fue arrebatado.
Cuando las mujeres ingresaron al predio de 1.322 hectáreas de tierra a finales de 1996, se encontraron con que había presencia de grupos armados ilegales, pertenecientes al ELN y a las Autodefensas Unidas de Colombia -AUC-, bajo el mando de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40 y toman control de la zona.
Las mujeres fueron víctimas de diferentes formas de violencia, incluso, el 12 de enero de 1999 fue asesinada Luisa María Borrero Celedón, lideresa en ese momento de la asociación. Fueron meses de miedo y zozobra, hasta que en octubre de 1999 las AUC perpetraron una incursión armada que las obligó a dejar definitivamente las tierras.
Ahora a través del Colectivo de Mujeres al Derecho -COLEMAD- y después de 7 años de litigio, lograron la sentencia para la protección del derecho a la tierra.
“Están muy emotivas, fueron lágrimas, gritos de júbilo al pensar que por fin han logrado que le reconozcan su derecho a la tierra porque es una lucha. Solo el proceso de restitución tiene 7 años. Veían inalcanzable ese fallo”, dijo la abogada de Colemad.
La sentencia ordena “la protección del derecho fundamental a la restitución de tierras abandonadas y despojadas a causa del conflicto armado a la Asociación de Mujeres Productoras del Campo”.
De esta forma, reputa la inexistencia y declara la nulidad de las actuaciones de terceros que aprovechándose del empobrecimiento de las mujeres y del impacto del conflicto armado en sus vidas, menoscabaron y violentaron su derecho a la tierra, a la vida, a la libertad, a la asociación y a vivir una vida libre de violencias.