Más de 26 mil casas ocupan de manera irregular las montañas agravando el problema en la ciudad.
A pesar de la baja intensidad de la actual temporada de lluvias con relación a otros años, Santa Marta registra a la fecha un número alarmante de emergencias en las zonas altas por deslizamientos de tierras que dejan a su paso afectaciones en viviendas y bloqueo de vías por sedimentación.
Según el reporte que maneja la Oficina para la Gestión del Riesgo, en lo que va del mes de octubre, 686 casas ubicadas en cerros resultaron damnificadas, de las cuales 176 quedaron inhabitables, 125 requieren reubicación y 23 colapsaron.
En cuanto a sedimento, únicamente por el aguacero del fin de semana, en un día se recogieron en las calles 1073 toneladas, una cifra crítica que refleja la degradación de las montañas que rodean la capital del Magdalena, producto de la invasión que ha aumentado de manera agresiva durante el último año.
En las visitas de campo realizadas por funcionarios de la Alcaldía, fueron contabilizadas 26.361 viviendas en condiciones de riesgo por ocupación en partes altas.
El mayor número se concentra en el sector norte donde hay más de 14 mil casas en terreno irregular. El incremento con relación al último censo es de 2.000 nuevos asentamientos que tienen desbordada la capacidad de resistencia de los cerros.
Jaime Avendaño, director de la Oficina para la Gestión del Riesgo, señala que lo más preocupante es que el fenómeno de invasión no se detiene y las posibilidades de una emergencia de mayores magnitudes crece.
“Cada día llegan nuevos desplazados de otras ciudades y del país de Venezuela que se ubican en zonas inestables, las cuales durante las lluvias por su condición natural sufren deslizamientos de tierra con consecuencias graves”, expresó.
Avendaño asegura que aunque se hacen las advertencias respectivas, resulta imposible persuadir a los invasores, pues son familias de escasos recursos que no tienen otra alternativa que permanecer expuestas en el lugar que se establecieron de manera irregular.
“La Alcaldía desarrolla controles y medidas preventivas en todas las zonas de riesgo, sin embargo, los desplazados aprovechan cualquier oportunidad en las noches y fines de semana para levantar sus viviendas y hacer más grande el problema”, agregó.
De acuerdo a la explicación técnica que entrega el funcionario, los cerros en verano presentan una condición seca y de dureza que varía en el invierno cuando se vuelven esponjosos y las piedras húmedas se desprenden y caen al suelo llevándose todo a su paso.
“Hemos informado a estas personas sobre cómo actuar en caso de alguna novedad, de igual forma mantenemos una vigilancia permanente en las áreas de riesgo atentos de que no ocurra una situación que lamentar”, puntualizó Jaime Avendaño.