A veces me levanto optimista, pero nuestro país está lejos de dejar de ser violento.
A veces sopesamos la diversión y alcahueteria de hacer lo que queramos en Colombia y en otras ciudades; con el fin de pasar por alto la violencia que nos rodea. Llevamos 500 años y esto no cambia, por lo contrario, considero que nuestra ciudad está peor.
La gente está llena de envidia, no hay sentido de pertenencia por lo nuestro, el asesinato del día lo vemos como algo normal porque hace parte del paisaje. La lista crece y crece. Llega el fin de semana, hacemos una fiesta, nos tomamos una cerveza en la esquina y comienza la amnesia temporal sobre la realidad en la que vivimos.
Siento una Santa Marta triste y sin valores, donde la gente prefiere estar atenta a cómo desangra la ciudad en vez de aportarle. Un ambiente que hemos intentado pensar en que es sano porque algunos lo hemos vivido, pero otras familias lloran muertos y lloran porque no tienen calidad de vida.
Vivimos en un paraíso natural, digno de ser una mejor ciudad, pero estamos lejos de ser un verdadero paraíso. Hoy vivo aquí, y asumo que demorarme 10 minutos de mi casa al trabajo es calidad de vida, pero analizo detenidamente y el asunto va más allá. Preferiría vivir metido en trancones y haciendo largas colas, pero en una ciudad llena de amor, de cultura ciudadana, de valores, con gente invadida de sentido de pertenencia, con gente amable y sobretodo, con seguridad. No quiero vivir nervioso, quiero estar libre sin pensar en que me van a hacer daño cuando salgo a pasear a mi hijo por las calles de esta amada ciudad. Siento nostalgia, creo que antes todo era mejor.
Me he vuelto sobreprotector, quizá porque hoy soy papá y pienso diferente, no quiero que mi hijo vea violencia en las calles y menos que sea víctima de esta.
Nos falta mucho para ser un paraíso. A qué hora la muerte se convirtió en protagonista del paissje diario de los samarios?
Santa Marta me duele porque a todos les digo que es el mejor vividero del mundo, pero a veces pienso en que eso siempre es lo que he querido ver de mi peligro-hermosa ciudad. Que combinación, pero es verdad. Muchos dicen: “Así es Colombia” pero nos tenemos que acostumbrarnos a vivir así? NO.
Por algo en Colombia, las cifras de parejas jóvenes con hijos pequeños que se van a vivir a otros países, sigue en aumento, todos queremos un mejor futuro para nuestros hijos.
Volviendo a Santa Marta, considero que todos queremos ver una ciudad diferente, donde el cambio a lo positivo esté a la orden del día.
No sé, pero siempre he creido que los corazones samarios son diferentes. La razón: porque hemos logrado ver los mejores atardeceres del mundo en nuestra increible y fotogénica bahía, y eso queda en el corazón de cualquier ser humano, como un recuerdo increible. Luchemos por la ciudad ideal, por la ciudad llena de historias, sin violencia, con tolerancia, de sonrisas y con la mejor educación.
Esa es la imagen que queremos; la mejor imagen de esta ciudad.
