Le gustaban las fotos, los videos y compartir en redes sociales, pero su verdadera pasión era ‘La Favela’, el negocio nocturno que atendía con dedicación.
La madrugada del domingo, la vida de Deivis Zúñiga, conocida como ‘Dandy’, fue arrebatada de la manera más cruel. La joven, que con esfuerzo había construido su propio negocio nocturno en San Pablo, fue atacada a tiros en ‘La Favela’, el lugar por el que tanto orgullo sentía y que se convirtió en su segundo hogar.
Aunque intentaron salvarla llevándola de inmediato a la Clínica del Prado, sus heridas eran mortales. Minutos después, la noticia de su muerte dejó en shock a quienes la conocieron y a la comunidad que frecuentaba su establecimiento.
‘Dandy’ no era una influencer ni una figura pública, pero le gustaban las redes sociales. Disfrutaba tomarse fotos, hacer videos y compartir momentos de su vida con sus amigos. Le encantaba arreglarse, posar ante la cámara y guardar recuerdos de sus días y noches.

Pero más allá de sus publicaciones, su verdadera pasión era su negocio. Desde la barra hasta la pista de baile, ‘La Favela’ era su espacio, su esfuerzo convertido en realidad.
Allí atendía personalmente, saludaba a los clientes y se aseguraba de que todos pasaran un buen rato. Sus amigos la recuerdan como una mujer extrovertida, alegre y con un carisma que la hacía única.
“Era una mujer que trabajaba duro, que se esforzaba por su negocio, por hacer las cosas bien. No merecía esto”, lamentó un allegado.
Una muerte sin respuestas
El asesinato de ‘Dandy’ ha dejado muchas preguntas sin resolver. Los sicarios llegaron a su negocio y le dispararon sin decir una palabra. No hubo amenazas previas, no hubo discusiones. Solo balas y una huida rápida, dejando tras de sí el miedo, la confusión y el dolor de quienes fueron testigos de la escena.
Las autoridades han iniciado investigaciones, pero hasta ahora no hay capturas ni una hipótesis clara sobre los motivos del crimen. Su familia y amigos exigen justicia y se niegan a que su muerte quede impune.
El eco de su ausencia
Hoy, ‘La Favela’ está en silencio. La mujer que siempre estaba detrás de la barra, que sonreía a sus clientes y que soñaba con seguir creciendo, ya no está. Su historia, llena de sueños y esfuerzo, terminó de la forma más injusta.
Pero más allá de la tristeza, su recuerdo sigue vivo en quienes la conocieron. En cada foto que compartió, en cada video que subió y en cada noche en la que hizo de su negocio un lugar especial. ‘Dandy’ ya no está, pero su historia aún resuena en San Pablo, en Santa Marta y en todos los que hoy lloran su ausencia.
