Autoridad y autoritarismo son dos extremos opuestos en el ejercicio del poder, pues, el primer concepto se le atribuye a los líderes que inspiran respeto y confianza a sus seguidores, y el segundo se refiere a quienes buscan por cualquier vía imponer su voluntad, son los llamados dictadores. Estas dos realidades antónimas son comunes en los servidores públicos: quienes entienden su papel en las comunidades y los que llegaron al poder por favores y compromisos políticos.
Pero existe un término medio entre estos dos raseros, es una instancia donde ni se goza de autoridad y convencimiento ni se sobrepasa de su rol, y es la falta de argumentos, aunque cuando se carece de los mismos es más fácil inclinarse hacia el autoritarismo, porque la poca capacidad para responder y la sagacidad para descabullirse denotan un alto grado de incompetencia del funcionario público.
Para entender este paralelo, que parece más un silogismo lógico, no hay que mirar tan lejos, solo basta observar los gabinetes departamental y distrital e ipso facto se descubre el perfil de cada uno e incluso la clasificación que se puede hacer de ellos según esta tabla de 3 estadios. Un ejemplo actual es Diana Celedón Sánchez, secretaria de Salud del Magdalena, quien ayer fue protagonista de gritos y señalamientos en el reintegro de la gerente del hospital de Nueva Granada, Eileen Sequeira, tras un fallo judicial.
Celedón es más conocida por escándalos que por gestión, es hija de Carlina Sánchez, secretaria de la Mujer en Santa Marta, dirigió el hospital San Rafael de Fundación y allí fue donde empezó a sonar. Su nombre salta a la luz en abril de este año cuando de manera impositiva familiares de un paciente que ingresó a UCI y falleció, sacaron el cadáver negando que se tratara de un fallecido por COVID-19. Las redes sociales se inundaron de esta escena, y aunque sinceramente no fue algo que dependía de la hoy secretaria de Salud, tristemente por este hecho es que se le recuerda.
Pero la cereza que adorna este pastel se destapó en junio cuando se descubre que Celédón, como ordenadora del gasto en el San Rafael, contrató a un médico que se hacía pasar por intensivista y que además les ayudó a organizar la sala UCI. Este personaje cobró durante 8 meses un total de $259 millones de pesos, la Universidad de la Sabana lo desenmascaró y certifica que “no se encuentra registrado en el sistema central como graduado”. Claro que esto generó una tormenta en el caluroso Fundación, pero la respuesta de la entonces gerente fue que en la contratación de Diego Posada Orjuela partió del principio de buena fe.
Y a pesar de este hecho, que deja mucho que decir del proceso de contratación en una entidad donde tenían que escoger para esas vacantes solo a 3 personas, Celedón Sánchez fue premiada con la Secretaría de Salud departamental, y para el colmo de males, Julio Salas quien en su calidad de secretario de Salud con bombos y platillos anunció investigaciones internas en el hospital por la contratación, pasó a reemplazar a Diana en Fundación, es decir, el cambio de roles: de investigador a investigado y de investigada a investigadora.
Los días de Celedón en la cartera de salud han pasado entre el silencio y pronunciamientos escuetos, no contesta cuando se le consulta sobre temas coyunturales en el departamento, como la denuncia que hizo el Sindicato Nacional de la Salud y Seguridad Social (Sindess) sobre las afectaciones fiscales para los hospitales del Magdalena con la implementación del programa ‘Médico en casa’. Y las veces que habla nunca las hace sola, se pronuncia entre otros funcionarios.
Celedón ayer fue a Nueva Granada a otro capítulo de la novela Sequeira – Gobernación, y allí protagonizó, junto a Diana Castro, un penoso espectáculo por la gerencia del hospital municipal, además fue señalada de amenazar e intimidar a la mujer que exigía su reintegro por su condición de embarazo. Se le notó su falta de experiencia para manejar la situación, pero bueno, si se asusta porque un periodista le pregunta por el porcentaje actual de vacunación en el departamento, podrán imaginarse la presión por una situación como esta.