Ahora todos los esfuerzos se dedicarán a ejecutar el plan de recuperación económica para contrarrestar el impacto del coronavirus y que tiene un coste de entre 4 billones y 5 billones de rublos (70.844 millones de dólares).
El coronavirus ha trastocado los grandes planes económicos del presidente ruso, Vladímir Putin, que se ha visto obligado a retrasar seis años los objetivos de su plan de inversión estrella, dotado de más de 360.000 millones de dólares, con el que quería apuntalar el crecimiento y el desarrollo del país.
“Tenemos que tener en cuenta los nuevos hechos y las nuevas circunstancias, especialmente aquellas relacionadas con la pandemia y las realidades económicas que se derivan de la misma, así como las tendencias actuales en la economía global y en nuestro país”, reconoció Putin esta semana en una reunión telemática del Consejo para el Desarrollo Estratégico y los Proyectos Nacionales.
Poco antes, el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, había propuesto retrasar de 2024 a 2030 los objetivos de los proyectos nacionales con el argumento de las restricciones presupuestarias bajo las que Rusia tendrá que operar debido al coronvirus.
Ahora todos los esfuerzos se dedicarán a ejecutar el plan de recuperación económica anunciado en junio para contrarrestar el impacto del coronavirus y que tiene un coste de entre 4 billones y 5 billones de rublos (70.844 millones de dólares).
El ambicioso proyecto de Putin, anunciado dos días antes de ser reelegido para un cuarto mandato en marzo de 2018, era la gran baza electoral del mandatario para colocar a Rusia “entre las cinco economías más grandes del mundo y garantizar ritmos de crecimiento superiores a la media mundial”, según dijo entonces.
La economía rusa creció ese año un 2,5%, y en 2019, un 1,3%, frente al 3,6% y 2,9%, respectivamente, de la media mundial.
Todo está en el aire
El plan recoge 12 áreas prioritarias de actuación en campos como la demografía, la salud, la educación, la vivienda, el medioambiente, la inversión en autopistas, la productividad laboral y el apoyo al empleo, la investigación, la economía digital, la cultura, las pymes y los autónomos, así como la cooperación internacional y las exportaciones.
Pero ahora todo esto queda en el aire. “Tenemos que partir de las realidades”, señaló Putin, quien, sin embargo, no dio por perdido el programa y prometió mantener los objetivos a largo plazo.
La decisión de posponer seis años los objetivos del plan no solo se debe al coronavirus. También hay otra realidad: justo unos días antes del anuncio el Tribunal de Cuentas reveló que la ejecución presupuestaria de los proyectos no va por buen camino.
A fecha de 1 de julio la ejecución de gastos para diez de los 12 proyectos nacionales superaba solo el 25%, según la agencia TASS.
Es decir, muchos de los proyectos iban con retraso.
Ya el año pasado un estudio de Oxford Economics advirtió de que ocho áreas principales del gran plan tenían menos de un 50 % de posibilidades de cumplir sus objetivos, según recordaron estos días medios como The Moscow Times.
EFE