Más de la mitad de los municipios de Colombia tiene condiciones de riesgo para que la población menor de 5 años padezca de desnutrición crónica o retraso en talla y la situación tiende a agravarse y a extenderse a otros territorios por efectos de la pandemia.
Así lo revela el Informe de Desnutrición Crónica 2020, presentado por la Fundación Éxito, que entrega información por municipio sobre un mal que es devastador por la niñez.
Según los estudios, un niño que sufre de desnutrición antes de los 2 años puede tener en la edad adulta 14 puntos menos de coeficiente intelectual, 5 años menos de educación y 54 % menos de salario que otro que no se vio afectado por esta enfermedad.
“El Índice analiza el comportamiento de 12 variables determinantes de la desnutrición crónica, entre las que están bajo peso al nacer, educación de las madres y acceso a agua potable. Encontramos información disponible para 1.076 municipios de Colombia con corte a 2018, la cual mostró que 58 % de los municipios están clasificados como críticos, bajos y medios. Esta situación es bastante preocupante porque la emergencia actual acentúa los factores que llevan a la desnutrición. Por tanto, es un foco que deben atender el Gobierno nacional y los gobiernos locales dado que es un lastre para el desarrollo de los niños y, en general, para el desarrollo económico y social de las regiones”, señaló Paula Escobar, directora de la Fundación Éxito.
La economista Ana María Ibáñez, asesora principal de la Vicepresidencia de Sectores y Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), insistió en que los gobiernos y la ciudadanía deben comprender que la desnutrición crónica es un problema de todos y no solo de los niños que la padecen y sus familias, debido a que frena su desarrollo como personas y, por ende, el de la región en la que habitan.
“La acción del Estado es fundamental para que no haya desnutrición crónica. Para generar todo un sistema de apoyo a las familias. Debe apoyarlas de tal manera que puedan proveer a sus hijos una alimentación balanceada y debe darles acceso a servicios públicos, como agua potable que en este momento de la pandemia está siendo un problema enorme”, señaló.
La experta del BID insistió además en que los impactos que hoy están teniendo los niños por cuenta de la desnutrición crónica y por otros males que se desatarán por la pandemia determinarán su futuro; por eso recomendó a las autoridades contar con herramientas como el Índice de Desnutrición Crónica que permiten “navegar por brújula y actuar con precisión cuando viene una tormenta. Hay que invertir en los niños de una manera decidida y consciente de la importancia de hacerlo. También con una focalización de las acciones: desafortunadamente no tenemos todos los recursos que quisiéramos para invertir, entonces es muy importante encontrar a las personas que necesitan más esa inversión y hacerlo de una manera relevante”, puntualizó.
El Índice de Desnutrición Crónica, desarrollado por la Fundación Éxito que lleva 38 años trabajando para erradicar esta enfermedad en la población infantil, evidenció que por regiones las condiciones para que se presente son diferentes. Por ejemplo, la mayoría de los municipios de la región de la Amazonía y Orinoquía está en malas condiciones y puede estar peor, ya que algunos municipios carecen de información que permita una aproximación real a su situación. “Encontramos que 92 % de los municipios de Amazonas, Vaupés, Guaviare y Vichada están en nivel crítico y bajo, lo cual significa que tienen todos los elementos para que se presente esta enfermedad en menores de 5 años”, señaló la directora de la Fundación.
Una situación similar ocurre en la mayoría de los municipios de Nariño y Cauca y los municipios del Valle del Cauca ubicados en el litoral pacífico, pues están en un alto grado de alerta. En el caso de Chocó, de los municipios que tenían información de las variables del Índice, el 75 % se ubicó en las categorías baja y crítica. Pero si tomamos el total del departamento, el 73 % no tiene información disponible en las 12 variables, lo que impide conocer su situación real, que seguramente también es crítica.
En la región Atlántica, los municipios de La Guajira, Cesar, Magdalena y Córdoba tienen todas las condiciones para que se presente la desnutrición crónica. Sucre, Bolívar y Atlántico tienen unos municipios en situación crítica y otros con mejores condiciones, y el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con una situación más favorable, no puede bajar la guardia por los efectos de la pandemia.
Finalmente, en la región central y oriental los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío, Tolima, Huila, Antioquia, Santander, Norte de Santander, Cundinamarca y Boyacá están en las categorías sobresaliente y superior, lo cual significa que cuentan con factores a favor para combatir la enfermedad. Sin embargo, concentran la mayor cantidad de población del país y, por tanto, el mayor número de niños con desnutrición crónica. Por ejemplo, Bogotá tiene 16,2 % de desnutrición crónica en menores de 5 años (Secretaría Distrital de Salud, 2019); Medellín, 7,4 % (Secretaría de Salud de Medellín, 2019) y Manizales, 13,1 % (Secretaría de Salud Pública municipal, 2019).
“Insistimos en que el Índice de Desnutrición Crónica es una información útil y más actualizada para focalizar y atender de la mejor manera a nuestros niños y niñas, ya que los últimos datos oficiales son de la Encuesta Nacional de Situación Nutricional –ENSIN 2015 y en 2020 seguramente no vamos a tener una nueva versión de esta encuesta. Esperamos que sea aprovechada por los tomadores de decisión para poner freno a esta delicada situación nutricional de la niñez”, señaló Escobar.
Los 10 municipios en peor situación:
1. Cumaribo (Vichada)
2. Nuchía (Casanare)
3. Inírida (Vichada)
4. Taraira (Vaupés)
5. La Primavera (Vichada)
6. Leticia (Amazonas)
7. Caruru (Vaupés)
8. Magüí (Nariño)
9. Recetor (Casanare)
10. Mitú (Vaupés)