La comunidad entregan detalles de la inseguridad que azota el corregimiento turístico.
La belleza natural de Taganga ha sido empañada, por una creciente ola de delincuencia que está afectando la seguridad y la tranquilidad de sus habitantes y visitantes.
Atracos, desórdenes, prostitución y ventas ambulantes de estupefacientes se han convertido en problemas recurrentes que han generado una gran preocupación en la comunidad.
Nelson Briseño, dirigente comunal de Taganga, le dijo a El Tiempo que “aunque se logró superar el problema del dominio ejercido por los negocios de prostitución y drogas liderados por ciudadanos israelíes, nuevos desafíos en materia de seguridad han emergido en la zona”.
Briseño señala que han surgido grupos y bandas delincuenciales conformados en su mayoría por jóvenes, los cuales se dedican al robo de turistas, venta de drogas y proxenetismo. Operan de manera estratégica, aprovechando la noche para acechar a los turistas y camuflándose en lugares de rumba para vender estupefacientes y ofrecer servicios sexuales.
“Estas personas han tomado el territorio y están generando un clima de inseguridad en nuestro corregimiento”, declara Briseño.
“Es preocupante que a pesar de haber informado a las autoridades locales, no se hayan tomado una acción contundente contra la delincuencia que se ha instalado en Taganga”, sostiene.
Camilo Jiménez, otro miembro de la comunidad, denuncia la complicidad de algunos propietarios de negocios nocturnos y la presunta participación de policías locales en actividades ilegales.
“Algunos propietarios de bares y discotecas no respetan los horarios de funcionamiento y organizan rumbas clandestinas que se prolongan hasta altas horas de la madrugada con la complicidad de algunos agentes”, afirma Jiménez.
Agrega también que “en estos lugares, la venta de drogas y el ofrecimiento de servicios sexuales son prácticas comunes, incluso con la presencia de menores de edad”.
Ola de atracos
La preocupación se extiende al sector hotelero de Taganga, quienes prefieren mantener el anonimato por razones de seguridad. Han reportado numerosos casos de robos a sus huéspedes y una mala imagen debido a las situaciones que presencian durante su visita al corregimiento.
Uno de los propietarios de un hotel relata un incidente reciente: “Dos extranjeros que se hospedaron con nosotros perdieron sus documentos, tarjetas y dinero luego de ser víctimas de mujeres que aparentaban interés en su amistad. Fueron embriagados y drogados para luego ser robados”.
Asesinato de prestadora de servicios turísticos
Lamentablemente, el deterioro de la seguridad en Taganga se ha evidenciado en tragedias irreparables. Recientemente, Elizabeth Cantillo, una joven mujer dedicada a los servicios turísticos, fue asesinada a tiros cuando regresaba a su casa en la madrugada después de haber compartido en una fiesta con amigos. Esta tragedia ha dejado a un niño de seis años sin su madre y ha generado conmoción en toda la comunidad.
Los líderes comunitarios esta semana salieron a las calles de Taganga para exigir justicia y que las autoridades esclarezcan este crimen.
La comunidad también teme que estos grupos delictivos continúen fortaleciéndose y comiencen a extorsionar al sector comercial. Además, solicitan una intervención institucional para evitar que los adolescentes abandonen la escuela y se vean seducidos por la delincuencia.
“Taganga ha crecido con mucho desorden”, comenta Luis Mojica, habitante del corregimiento.
De la misma manera insiste en que “la falta de control en las construcciones ilegales y el aumento de la delincuencia y la criminalidad exigen una atención especial por parte de las autoridades. Necesitamos recuperar la tranquilidad y preservar este paraíso turístico”.
Intervención de las autoridades
En respuesta a las denuncias de la población taganguera, la Alcaldía y la Policía Metropolitana han anunciado drásticas acciones para abordar la situación y evitar que la seguridad se salga nuevamente de control.
La alcaldesa de Santa Marta, Virna Johnson, realizó una visita al corregimiento para reinaugurar la subestación de Policía, tras un proceso de reingeniería humana y logística.
“Estamos fortaleciendo la presencia institucional y de la fuerza pública aquí en Taganga”, afirma la alcaldesa Johnson. “Reforzaremos las capacidades en materia de seguridad y tecnología, y activaremos frentes de seguridad comunitarios. Necesitamos recuperar el orden en esta población”.
Como parte de estas medidas, se ha entregado un nuevo parque automotor de 23 motocicletas a la subestación de Policía, lo que permitirá contar con un mayor número de efectivos en las calles.
Adicionalmente, se ha informado que la subestación contará con nuevo personal encargado de liderar estrategias para prevenir acciones que perturben la seguridad y la convivencia en el sector.
El coronel Yasid Montaño, comandante de la Policía Metropolitana, ha expresado su compromiso de trabajar de la mano con las instituciones y la comunidad para hacer de Taganga un lugar más seguro.
“Seguiremos escuchando las inquietudes y preocupaciones de los moradores de Taganga y trabajaremos conjuntamente para atenderlas”, asegura el coronel Montaño.
Ejército se suma a las labores de vigilancia
Además de la Policía, el Ejército se ha sumado al dispositivo de vigilancia, realizando patrullajes en las playas y calles de este sector turístico de alta afluencia, especialmente frecuentado por visitantes extranjeros. Esta colaboración entre las fuerzas de seguridad busca brindar mayor protección y generar confianza en la comunidad.
La población taganguera espera que estas acciones conjuntas entre la Alcaldía, la Policía y el Ejército logren restablecer la seguridad y tranquilidad en el corregimiento.
Con medidas contundentes y una mayor presencia institucional, se busca prevenir y combatir la delincuencia, fortaleciendo el turismo y garantizando el bienestar de los habitantes y visitantes de Taganga.
Con información de EL TIEMPO.
