A través de mensajes de textos, anuncios de Facebook e Instagram, vecinos y amigos les ofrecen falsas oportunidades de trabajo.
La defensora de Derechos Humanos, Norma Vera Salazar, explicó en SMAD Radio Web las estrategias utilizadas por bandas criminales y ciudadanos del común para vulnerar los derechos de extranjeros venezolanos que son víctimas del fenómeno de la trata de persona que viene ocurriendo en La Guajira y El Magdalena.
Para la defensora en Santa Marta se han conocido casos de personas que se estarían aprovechándose de la vulnerabilidad de los extranjeros que bajo la necesidad del trabajo aceptan la oportunidad de ingresos económicos, siendo estos engañados, ya que son contratados sin el cumplimiento de las condiciones normativas para el pago de salarios, sometiéndolos a jornadas de explotación.
“Para evitar que las personas sean víctimas de trata de personas, hay que insistir en la frase emblemática – de eso tan bueno, no dan tanto-, porque a través de la modalidad de mensajes de textos, anuncios de Facebook e Instagram les estarían ofreciendo falsas oportunidades de trabajos en otros países”, dijo la protectora.
Estas contrataciones “buenas”, en las que ofrecen a la víctima traslados y documentación son las que hay tener en cuenta para evitar ser engañadas.
De acuerdo con Vera, es absurdo ver dichas ofertas de trabajo en una ciudad en el que la tasa de desempleo supera el 50%.
La realidad de estos traslados de las personas que creen en las oportunidades laborales, en algunos casos se hace a través de vecinos y amigos que se prestan para estas modalidades y hacen un voz a voz, especialmente en ciudades costeras.
En el proceso de investigación, diagnóstico y análisis de todos los fenómenos de trata de persona que vienen ocurriendo entre el vecino país de Venezuela, se conoció la historia de una mujer que fue contactada para qué trabajará en limpieza en un bar en Pivijay, Magdalena.
Sin embargo, la realidad fue que la habían contratado para qué se desempeñará en actividades relacionadas a la prostitución.
También se viene estudiando el fenómeno de la mendicidad ajena por parte de esta población en ciudades capitales.
“La mendicidad ajena, es la explotación de niños a través de terceros con fines de conseguir beneficios económicos. Sin embargo, hay que ser muy cuidadosos en este punto, porque tenemos que diferenciar la mendicidad asociada a pedir para subsistir y el alquiler de niños”, puntualizó la defensora.