Uno que otro hecho aislado, no empañó la marcha que se realizó en Santa Marta porque la gran mayoría marcharon en armonía, de manera ordenada expresando a viva voz y a través de mensajes emitidos en pancartas los motivos por los que marchaban, porque cada persona tenía un motivo para hacerlos.
Algunos personajes que esperan estos espacios para tratar de desahogar su odio, se quedaron como dicen las señoras, “con los crespos hechos”, porque no encontraron motivos para armar desordenes, ya que quienes marcharon no tenían otro propósito que dejar escuchar su voz de protestas por algunas posiciones del Gobierno nacional.
Sin duda que los samarios dieron un ejemplo, un buen ejemplo, demostrando que se puede protestar sin violencia y que ya los ciudadanos han alcanzado la suficiente madurez para saber que la violencia no es, ni nunca será el camino.
Lastimosamente “algunos” agentes de la Policía no lo han entendido, porque con sus actos, para imponer el orden lo que hacen es generar violencia.
Para bien de todos, de la imagen de la ciudad, de los samarios en general no pasó nada en los centros comerciales y algunos negocios que comenzaron a preparase como si se acercara un gran huracán a la ciudad, colocando tablas, triplex y cinc sobre las fachadas de los negocios, lo que causó temor en muchas personas. No tuvieron ni la precaución de informarse por donde pasaba la marcha, la que no entraría al centro de la ciudad.
En fin la marcha pasó por la ciudad y los ciudadanos se expresaron libremente, cada quien a su manera y dejaron un mensaje claro, los samarios somos personas inteligentes y pacíficas.