El gremio desde ya prepara su personal para la verificación del documento a sus clientes.
El Ministerio de Salud permitió el aumento de aforos al 100% en lugares o eventos masivos, públicos o privados, o sitios cerrados, con la condición de que se exigiera el carnet de vacunación contra el covid-19 a los asistentes.
Esta medida fue bien recibida por el gremio de comerciantes nocturnos de la ciudad de Santa Marta, quienes indican que es necesario para no volver a cerrar los establecimientos, los cuales se vieron duramente afectados por la pandemia.
“El gremio de comerciantes nocturnos recibe con mucho agrado y aceptación el tema de los carnets de vacunación sino queremos ver cerrada la ciudad de nuevo”, informó Fidel Mozo Paredes, representante Legal de la Asociación de Comerciantes Nocturnos de Santa Marta.
Al respecto el gremio se encuentra adelantando actividades como jornadas de vacunación a sus trabajadores y colaboradores, así como también la dotación de dispositivos para realizar la verificación del carnet.
“Estamos socializando con todos para que puedan verificar en sus teléfonos si la persona se vacunó. No es vender por vender, vamos a tomar medidas estrictas porque es la salud pública la que está en juego”, agregó.
Actualmente, el aforo permitido en los establecimientos es del 65%, por lo que el incremento del aforo supone un aumento en los ingresos de los comerciantes.
Sin embargo, en ciudades como Barranquilla donde ya entró en vigor, las pérdidas económicas fueron notables.
“Claro que también habrá afectaciones económicas, porque no dejaremos entrar a alguien que no esté vacunado. Pero esto será por el bien de la comunidad. Hay que hacer sacrificios”, puntualizó Mozo Paredes
De cara a una temporada turística, el llamado que hace el gremio de comerciantes nocturnos a la administración local es que, así como ellos no van a permitir ingreso a los establecimientos de personal no vacunado, de igual forma se realicen campañas para no permitir el arribo de turistas sin el esquema de vacunación a la capital del Magdalena.
Por: Juan Rodríguez Martino