“Si sigo con mi negocio, me pueden terminar matando”; con esas palabras, Josefina Zajias, comerciante del sector de Cañaveral, le dio cierre por última vez a su local de internet y fotocopias ubicado en el sector de Cañaveral.
La mujer desesperada y temerosa por la inseguridad de la que ha sido víctima en el último mes en dos ocasiones, asegura que le duele, pero teme por su vida así que cerrará ‘Kujunet’, un pequeño negocio de internet y fotocopias que por más de 14 años prestó su servicios a los vecinos del condominio Cañaveral, La Ciudadela 29 de Julio y a los estudiantes y docentes de la Universidad del Magdalena.
Aseguró que por culpa de la difícil situación de inseguridad que atraviesa Santa Marta y haber sido víctima de dos atracos en menos de un mes, la llevaron a tomar esta radical decisión.
Lo que pensó que sería un ‘plus’ para su negocio terminó convirtiéndose en su peor pesadilla , esta mujer madre cabeza de familia, después de 12 años decidió por medio de un convenio instalar en su negocio de internet y fotocopias un corresponsal bancario de Bancolombia, entidad para la que hacía recaudo de dinero de transacciones menores pero un año después la delincuencia que azota a la ciudad en especial a la zona sur de Santa Marta, se ensañó con su negocio haciéndola vivir el peor suceso de su vida.
El pasado 24 de enero cuando pasaban las 3:00 de la tarde, antisociales irrumpieron en su local y apuntándole con un arma de fuego la despojaron de una alta suma de dinero producto del recaudo del día y además asaltaron a varios clientes que a esa hora permanecían en el negocio, despojándolos de equipos celulares y dinero en efectivo.
La rápida reacción de la Policía no se hizo esperar y como si se tratara de un caso de mayor gravedad un piquete de efectivos de la Sijin llegaron al sitio, hicieron las pesquisas, un par de preguntas y a los pocos días se dio la captura de uno de los delincuentes inmovilizando la motocicleta en que se había cometido el hurto, pero sin resultados en la recuperación de los objetos robados.
“Fue un momento de pánico cuando ese tipo ingresó yo me encontraba contando la plata para enviar a depositar en la entidad bancaria, alcance a entregarle parte del dinero, me quitó el celular, hasta las llaves se llevó dejándome encerrada, a los pobres clientes les quitaron los celulares” manifestó la víctima.
OTRO ASALTO
Después del susto y a pesar de que no fue fácil reponerse de este golpe anímico y económico, la comerciante reabrió sus puertas y con el apoyo de sus amigos, familia y clientela, decidió seguir adelante con el negocio al que por años le había dedicado su tiempo y esfuerzo.
Pese a los esfuerzos, haber tomado las medidas de seguridad y con un blando apoyo del cuadrante de policía de la zona, este sábado 23 de febrero, un delincuente nuevamente intentó salirse con las suyas y a pleno medio día, ingresó a este local comercial pretendiendo hacerse con el botín no contando con suerte que la reacción de algunos vecinos lo hicieron salir despavorido y dejando en el ambiente una amenaza latente porque con su arma de fuego intimidó a la comerciante lanzándole una grave amenaza que hoy la tienen teniendo por su vida y la tranquilidad de su familia.
“A pesar de que no se llevó nada , este hecho, hoy me tiene con el Cristo en la boca, le he pedido a la Sijin que me hagan un acompañamiento porque son dos asaltos en menos de un mes , por Dios la próxima vez que me visiten me irán a pegar un tiro , esta situación tiene en una angustia profunda a mi familia a mis hijos, quienes ya me han pedido que cierre definitivamente este negocio porque está ciudad no ofrece garantías para trabajar a la gente de bien” puntualizó.
Luego de este susto la comerciante Josefina Zajias, ha tomado la decisión de cerrar las puertas de su local e informarle a su clientela que se va del sector y que se dedicará a otras labores que no pongan en riesgo su vida y la de su familia.
A pesar de la gravedad de los hechos y la amenaza latente que se ha convertido este insuceso para su vida, las autoridades solo se limitaron a atender el primer llamado y un simple acompañamiento , pero no ha habido mayores garantías para continuar con prestándole un buen servicio a la comunidad.
