La tensión por las elecciones del domingo está llevando a que una relación política de larga data se esté fracturando, la del expresidente de la República, César Gaviria, y su exministro de Justicia y hoy procurador general de la Nación, Fernando Carrillo.
El motivo fue la decisión que adoptó el jefe del ministerio público de suspender de su cargo por tres meses al alcalde de Pereira, Juan Pablo Gallo, por presunta participación en política. Pereira es la ciudad de donde es oriundo el exmandatario nacional y en donde tiene su feudo electoral.
En un comunicado que expidió este jueves, Gaviria cuestiona de forma dura a su exministro de Justicia, al considerar que esa sanción es “a todas luces arbitraria porque, se toma con base en una grabación de una conversación privada de la que no se puede inferir que el alcalde estuviese usando los bienes públicos para favorecer a un determinado candidato”.
Esa grabación a la que se refiere Gaviria es una que se difundió en los últimos días, en donde el alcalde Gallo habla sobre beneficios políticos que le estaría dando a uno de los candidatos que esperan sucederle desde el primero de enero.
Gaviria sostiene que al procurador le asiste el interés por afectar la campaña del candidato liberal a la Alcaldía de Pereira, Carlos Maya. En el comunicado expresa Gaviria que “no escapa, en cambio, al procurador Carrillo, que esa decisión en cambio sí busca desprestigiar la campaña del candidato liberal y ahí sí interferir indebidamente en el resultado electoral usando su poder”.
Plantea igualmente el jefe liberal: “debo manifestar mi extrañeza, en cambio, por la inacción de la Procuraduría y de las demás autoridades en relación con las versiones, avaladas por funcionarios públicos, que indican que dineros del narcotráfico se están usando para financiar campañas en Risaralda, sin que hasta ahora se conozca resultado alguno de las investigaciones sobre hechos que se han dado a conocer desde hace varias semanas”.
Por último César Gaviria expresó que el procurador Carrillo debe aceptar que “sus decisiones son exageradas frente a hechos inocuos e inexistentes frente a los hechos que sí son verdaderamente graves”.
