Se pueden encontrar familias de pequeños insectos, vertebrados, microorganismos, varios centenares de mariposas, unos miles de abejas y avispas identificadas, así como ranas, sapos, culebras y lagartos. Incluso, fósiles con millones de años de antigüedad.
La Universidad del Magdalena alberga un tesoro invaluable para la investigación, su Centro de Colecciones Científicas (CCC). Este espacio se ha convertido en un punto de referencia para la comprensión de la diversidad biológica y cultural de la región Caribe, desempeñando un papel crucial en la conservación y el estudio de la variada vida que habita en sus ecosistemas y sociedades.
En este confluyen diversos saberes que se expresan a través de varias disciplinas científicas: la Biología y la Antropología. Su misión principal es la preservación y documentación de la diversidad biológica local y regional. Además, busca fomentar la investigación científica y proporcionar recursos valiosos para estudiantes, académicos, científicos nacionales o extranjeros, y despertar la pasión por lo vivo y por las raíces culturales.
Las protagonistas y encargadas de atrapar el interés de la comunidad son las Colecciones Biológicas y las Colecciones Arqueológicas. Las primeras representadas por la Briología y Palinología (briófitos y polen), Entomología (insectos), Ficología (algas marinas), Fitopatología (microorganismos del suelo y plantas), Herpetología (tortugas, ranas, serpientes, lagartos, entre otros) e Invertebrados no insectos (meiofauna, tardígrados, nemertinos, entre otros).
“En espacios diseñados para el estudio y análisis de especímenes, las colecciones se organizan meticulosamente, facilitando la accesibilidad y el uso para la investigación. Cada espécimen está etiquetado con información detallada sobre su origen, hábitat y otras características relevantes, lo que facilita la identificación y clasificación de los elementos coleccionables, sino que proporciona una valiosa fuente de datos para estudios científicos y de apropiación por parte de la sociedad”, destacó el doctor Roberto Guerrero Flórez, director del Centro de Colecciones Científicas (CCC).
Un recurso científico al servicio de todos
Las colecciones del centro son un testimonio de la diversidad de la vida y la historia natural. Desde “plantitas” que crecen sobre los tallos de un árbol de Caracolí, animales invisibles al ojo humano que habitan en nuestros mares, hasta piezas prehistóricas de cientos de años y fósiles antiguos de un centenar de millones de años; así, cada colección, desde su área específica del conocimiento científico, permite adentrarnos al mundo mágico de la naturaleza.
Además, permiten conservar, catalogar y gestionar elementos o piezas arqueológicas para estudios científicos. De igual forma, las colecciones colaboran con instituciones locales, nacionales e internacionales para promover proyectos en conjunto y compartir conocimientos. Los investigadores y estudiantes tienen la oportunidad de trabajar con estas colecciones, enriqueciendo su experiencia académica y contribuyendo al avance del conocimiento científico.
Colecciones líticas, cerámica y bioarqueológica
Un total de 1.599 piezas de época prehispánica, una colección que está dividida en tres espacios, el primero es la reserva, el segundo un salón taller y el tercero es una bodega que alberga piezas con muchos años de antigüedad.
Junto al Programa de Antropología y sus estudiantes, se realizan investigaciones y excavaciones que contribuyen a tener elementos como canastillas, materiales que corresponden a la colección del antropólogo y arqueólogo colombo-austríaco Gerardo Reichel-Dolmatoff. También, elementos del periodo Neguanje que comprende del año 200 al 900 D.C, además de materiales líticos como rocas y en este sentido, se viene trabajando en la creación de una colección bioarqueológica como restos óseos de animales y seres humanos.
El Centro de Colecciones Científicas, ha sido impulsado y promovido por el Doctor Pablo Vera Salazar, Rector de Unimagdalena, como un escenario donde la diversidad de colecciones se combina con la innovación y la colaboración.
Su papel central en la investigación, la educación y la conservación demuestra su importancia como un activo valioso no solo para la universidad sino también para explorar la historia biológica y arqueológica de la región Caribe y del país.