Carlos Mario Ramos Polo y Óscar Hernando Giraldo, señalados socios del abatido cabecilla del ‘Clan del Golfo’, fueron detenidos en una operación conjunta con agencias internacionales. Ambos son requeridos por una corte federal en Texas por delitos relacionados con narcotráfico.
La lucha contra el narcotráfico internacional sumó dos nuevos golpes certeros. En acciones paralelas realizadas en Medellín y Santa Marta, las autoridades colombianas, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación y la agencia antidrogas estadounidense DEA, capturaron a dos presuntos aliados cercanos de José Miguel Demoya, alias ‘Chirimoya’, el temido quinto cabecilla del estado mayor del ‘Clan del Golfo’, abatido recientemente.
Uno de los detenidos fue Carlos Mario Ramos Polo, alias ‘Boliviano’, quien fue interceptado en el aeropuerto José María Córdova cuando regresaba al país desde Punta Cana.
La operación se adelantó con base en información suministrada por organismos de inteligencia, que advertían sobre su llegada y su intención de retomar nexos con la estructura criminal.
Horas después, en la capital del Magdalena, fue capturado su socio Óscar Hernando Giraldo Gómez, un viejo conocido de las autoridades. Extraditado a Estados Unidos en 2016 por delitos de narcotráfico, regresó al país en 2023 y, desde entonces, se hacía pasar como un empresario de éxito.
Sin embargo, investigaciones revelaron que seguía operando desde las sombras, gestionando lo que las autoridades describen como un “outsourcing criminal” al servicio de la subestructura ‘Arístides Mesa Páez’ del ‘Clan del Golfo’.
Tanto Ramos Polo como Giraldo Gómez son solicitados en extradición por la corte del Distrito Este de Texas, donde enfrentan cargos federales por tráfico de drogas y concierto para delinquir.
Este nuevo resultado representa un duro golpe a las redes financieras y logísticas del ‘Clan del Golfo’, en momentos en que las autoridades intensifican su ofensiva para frenar la expansión territorial y operativa de este grupo armado organizado.
Además, confirma que incluso desde el exterior y tras procesos de extradición, muchos de sus integrantes continúan delinquiendo bajo fachadas legales o empresariales.
