Los pastos secos tienen sufriendo de hambre a los bovinos.
Una grave dificultad están sufriendo los campesinos en el municipio de Cabrera, Santander, por cuenta de la sequía que los obligó a vender sus reses a bajo precio ante la imposibilidad de suministrarles agua y alimento.
El alcalde, Rolando Rodríguez, indicó que su municipio es uno de los seis en el departamento que está sufriendo por escasez del líquido afectando los cultivos y la ganadería.
Incluso está a punto de declararse la calamidad pública, por la misma falta de agua. Ante la crisis, muchos labriegos decidieron vender sus reses y otros en su defecto decidieron talar árboles para darle alimento al ganado generando así una complicación ambiental, aseguró el alcalde Rodríguez.
De esta forma se está generando un grave daño a la naturaleza porque se han talado árboles de gallinero, samán, pino y cucharo, los cuales son nativos en la región.
De esta forma los ganaderos suplen el alimento como purina que no pueden adquirir ante las pérdidas que se registran por la sequía.
El alcalde de Cabrera explicó además que por lo menos 1.800 personas, están sufriendo por el desabastecimiento del líquido, el cual obligó a implementar un racionamiento.
El mandatario municipal explicó que es muy grave la situación de la sequía la cual se agravó porque la represa La Esperanza se secó, mientras que otro acueducto denominado La Bitoca, presenta fallas por el avanzado deterioro de la tubería.
Manifestó que ya se asignaron $700 millones para hacer los cambios de dicha tubería porque es el 70 por ciento de Cabrera las afectadas, unas 370 familias en total.
Los pastos y los cultivos como el maíz también han resultado con graves afectaciones, pese a que desde el Departamento de Gestión del Riesgo se ha apoyado el suministro de agua a través de carrotanques.