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Boca-River: la interminable final de la Copa Libertadores se define en Madrid

Cientos de hinchas de Boca Juniors y River Plate se apoderaron de varias zonas de Madrid en la víspera de la histórica e interminable final de la Copa Libertadores.

No hay otro remedio: el superclásico argentino se escenificará el domingo en el Santiago Bernabéu. Sí, en la casa del Real Madrid… a 10.000 kilómetros del sitio que había sido contemplado inicialmente.

La vuelta de la final se trasladó a Madrid tras los desmanes que malograron su disputa en Buenos Aires hace dos semanas. Varios jugadores de Boca resultaron con heridas horas antes del partido cuando hinchas de River agredieron con piedras, botellas y palos el autobús que llevaba a los xeneizes al estadio Monumental. La ida, con Boca de anfitrión en La Bombonera, se saldó con un empate 2-2.

El que los dos grandes de Argentina no hayan podido culminar un cruce inédito por el título continental es visto como una deshonra.

Pero las circunstancias y obstáculo a lo largo del último mes solo han servido para dejar en evidencia la violencia y el caos imperante en el fútbol argentino.

“No aprendemos más. Repetimos siempre los mismos errores y lo único que se daña es la figura del fútbol argentino”, lamentó el técnico de Boca Guillermo Barros Scheletto. “Deberíamos estar hablando de que River y Boca fueron los dos mejores equipos de la Libertadores y estamos hablando de la violencia”.

Se aguarda la presencia de 25.000 hinchas de cada club en el Bernabeú, muchos de ellos tras viajar desde Argentina.

Ondeando banderas y hacienda retumbar tambores, los fanáticos de Boca fueron a saludar a los jugadores a su hotel tras un entrenamiento.

La hinchada de River se congregó al anochecer en el centro de la ciudad, entonado cánticos tradicionales en la icónica Plaza del Sol.

“Ojalá podamos tener algo del ambiente que hubiéramos tenido si el partido hubiera sido en Argentina”, dijo Nacho Sorroche, un fanático de Boca que reside en Madrid. “No será lo mismo, pero creo que será lindo”.

El más reciente intento de Boca de ser proclamado campeón sin jugar el domingo no prosperó cuando el Tribunal de Arbitraje Deportivo rechazó su pedido para que se suspendiera el partido de vuelta. Boca apeló ante el TAS el viernes, luego que la Conmebol dictaminó en contra de descalificar a River del torneo por los incidentes que ocurrieron en Buenos Aires.

Las autoridades españoles están en alerta máxima al esperar la presencia de 400 y 500 hinchas violentos en Madrid. Se movilizarán 4.000 agentes de seguridad para un partido considerado de “alto riesgo”, un dispositivo que supera la magnitud de lo que se hace cuando Real Madrid y Barcelona disputan el clásico español.

Boca busca coronarse por séptima ocasión en la Libertadores y así alcanzaría al también argentino Independiente como los clubes más laureados del torneo. No se consagra desde 2007.

River ha salido campeón tres veces de la copa, la última vez en 2015.

En cuanto al partido como tal, Boca asoma más fuerte en el ataque. Las pausa forzada les sirvió para recupera a Cristian Pavón para unirse a Darío Benedetto y Ramón ‘Wanchope’ Ábila, teniendo a Carlos Tevez como recambio en la banca.

Quizás le falta pegada, pero River es superior en generar juego en el mediocampo. Los problemas de definición para el técnico Marcelo Gallardo se agudizan ante la baja del lesionado Ignacio Scocco y la ausencia por suspensión del colombiano Rafael Santos Borré. Lucas Pratto, autor de un gol en la ida, ha quedado como el referente en la delantera.

¿Qué clase de partido se puede esperar?

Barros Schelotto advirtió que será un duelo de mucha fricción.

“Ya no hay jugadores que se tengan que cuidar de las amarillas. Me parece que va a ser muy cerrado y hasta puede ser que no sea un buen partido”, dijo. “No será visualmente atractivo”

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