Fue necesaria la intervención de la Policía para sacar a papá e hijo para que dos horas después se pudiera realizar el despegue con destino a Bogotá.
Un incidente insólito ocurrido en el aeropuerto Simón Bolívar de Santa Marta impidió el despegue de un vuelo de la aerolínea LATAM con destino a Bogotá. La causa: una pataleta de un niño de cinco años que se negó a sentarse en su asiento y a ponerse el cinturón de seguridad.
La tripulación del vuelo informó a los pasajeros que, para poder cumplir con el plan de vuelo, era imprescindible que todos los pasajeros siguieran los estrictos protocolos de seguridad. Sin embargo, el niño, en medio de una rabieta, se rehusaba a seguir las indicaciones, lo que llevó a tener que cancelar el despegue.
El padre del menor, visiblemente desesperado, intentó sin éxito calmar a su hijo. La situación se extendió tanto que el avión perdió su turno de aterrizaje.
Las azafatas anunciaron que, debido a este contratiempo, el vuelo tendría que esperar al menos dos horas más en el aeropuerto antes de recibir una nueva oportunidad en el aeropuerto El Dorado de Bogotá.
Reacciones de los pasajeros
El retraso causó indignación entre los demás pasajeros. Una de las pasajeras, visiblemente molesta, expresó su descontento en redes sociales: “¿Cómo les parece que el vuelo de la aerolínea @LATAM_CO que debía haber despegado a las 8 de la mañana, no se ha podido ir porque hay un mocoso como de cinco años que no se le dio la gana de sentarse, que tiene un papá inútil que no fue capaz de imponer su autoridad y hacer que se sentara?».
Los pasajeros exigieron que se tomaran medidas para resolver la situación, gritando que bajaran al niño del avión. Sin embargo, la tripulación se encontraba limitada en sus acciones debido a la naturaleza delicada de la situación, ya que involucraba a un menor de edad.
Intervención policial
Finalmente, la Policía tuvo que intervenir para desembarcar al padre y al niño, quienes salieron en medio de insultos y quejas de los otros pasajeros.
La situación suscitó opiniones divididas: algunos criticaron la incapacidad del padre para controlar a su hijo, mientras que otros mostraron solidaridad, argumentando que se trataba de un niño que no comprendía la gravedad de lo que estaba ocurriendo.