Las islas Ábaco conforman un pequeño archipiélago ubicado al norte de Bahamas. Aunque no son las más populares entre los viajeros, son una importante base para actividades de navegación a vela y actividades turísticas.
Pero contrarios a la tranquilidad que reina normalmente allí, los últimos tres días han sido desoladores para la población local, que sufrió el impacto brutal desde el domingo del huracán Dorian, entonces de categoría 5, el más destructivo de la temporada hasta el momento.
“Aunque la región está acostumbrada al paso de los huracanes, Dorian ha superado ampliamente las expectativas. Ante desastres de esta magnitud, no hay preparación que alcance”, dijo Felipe Del Cid, jefe de Operaciones de la Cruz Roja, basado en Panamá, quien dirige la respuesta de emergencia del organismo ante la catástrofe.
“Es una devastación total. Es apocalíptico. Parece que explotó una bomba”, dijo Lia Head-Rigby a la agencia de noticias AP, que ayuda a dirigir una organización local de asistencia contra huracanes y sobrevoló las islas Ábaco, golpeadas por el huracán.
“No se trata de reconstruir algo que estaba allí; tenemos que empezar de nuevo”, agregó.
La población de las islas Ábaco -de aproximadamente 13,000 personas- está compuesta mayormente de pescadores y trabajadores manufactureros, así como de una importante comunidad haitiana, que huyó de su país luego de sufrir de primera mano sus propios desastres naturales, incluido el terremoto de 2010.
“El nivel económico en las islas Ábaco es más bajo que el resto, por lo tanto, son los más vulnerables”, dijo Del Cid.
La devastación provocada por el huracán Dorian podría significar un fuerte revés a la economía de las islas, en donde es posible que el turismo se contraiga en los próximos meses mientras se efectúan las tareas de reconstrucción.
La Cruz Roja estimó que 76,000 personas -casi el total de la población- fueron afectadas directamente por el huracán en las islas Bahamas, un archipiélago compuesto por aproximadamente 700 islas, y calcula que 40.000 se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad.
Más de 13.000 viviendas sufrieron daños y según informó el Gobierno de Bahamas, se registraron cinco muertes hasta el momento, todas ellas en las islas Ábaco.