La familia desconoce si Perea Plata había recibido amenazas por su activismo, las autoridades iniciaron la investigación.
La empresaria y activista colombo-española Juana María Perea Plata, de 50 años de edad, fue asesinada en la localidad de Nuquí, en el departamento del Chocó, en la región del Pacífico, informaron este jueves fuentes oficiales.
La víctima, que era nieta de Andrés Perea Gallaga, quien en 1945 fue el primer delegado del gobierno vasco en Colombia, se había establecido hace unos años en Termales, un caserío remoto que hace parte de Nuquí, donde estaba construyendo un hotel ecoturístico, dijo a Efe su prima Ana María Restrepo Perea.
El asesinato de Perea Plata fue confirmado por el alcalde de Nuquí, Yefer Gamboa, quien dijo que la ciudadana colombo-española “presenta una herida de bala en la cabeza”.
“La información que tenemos es que apareció el cuerpo sin vida de la señora Juana Perea. Ella vive en un corregimiento que se llama Termales, pero el cuerpo apareció en la cabecera municipal, en estos momentos se desplazan hacia el municipio altos mandos de la Armada y de la Policía Nacional para realizar un consejo de seguridad para ver cómo podemos abordar el tema y las investigaciones del caso”, dijo el alcalde a Efe.
Gamboa añadió que Perea Plata “estaba trabajando unos temas de turismo” en esa región del Pacífico, situada a unos 50 minutos en avión de Quibdó, la capital del Chocó, y conocida por ser uno de los mejores lugares del mundo para el avistamiento de ballenas.
“Juana Perea venía liderando un tema de turismo; venía trabajando ahora, por la cuestión del covid, con unos temas de protección y protocolos de bioseguridad para posadas turísticas, y era líder del gremio de hoteleros del municipio de Nuquí”, agregó Gamboa.
Territorio controlado por criminales
La prima de la víctima dijo por su parte que Perea y su esposo, un ciudadano estadounidense que trabaja como bombero contratista en Afganistán, habían comprado diez hectáreas de tierra en la zona de Termales, donde “ella, como buena vasca, se metió a cambiar la situación de allá que es muy precaria” por la proliferación de bandas de narcotraficantes y paramilitares.
“Compraron esas diez hectáreas en el sitio más lindo y paradisiaco del mundo (…) pero donde todo el mundo lo vigila a uno, eso es el reino de los paracos (paramilitares), allá no hay Gobierno, no hay nada”, dijo Restrepo, quien estuvo en dos ocasiones en el lugar.
Agregó que su prima también se oponía a la construcción del puerto de Tribugá, un polémico proyecto cuya licencia finalmente no fue concedida por el Gobierno colombiano a la sociedad interesada, y aunque “lograron finalmente pararlo, ella no se podía quedar callada como buena vasca y la asesinaron”.
La familia desconoce si Perea Plata había recibido amenazas por su activismo, y lo mismo manifestó el alcalde.
“Yo hablaba continuamente con ella por el rol que desempeñaba; no me había manifestado que tenía amenazas. Me comentó la preocupación que tenía por unos panfletos (que circularon) hace poco en varios municipios del país pero ninguna amenaza en particular”, expresó Gamboa.
El alcalde reconoció que “la situación de seguridad en el municipio es compleja” por la presencia de grupos armados ilegales y la débil presencia del Estado ya que hasta hace poco en Nuquí contaban con “solo nueve policías para una comunidad de más de 6.000 habitantes”, contingente que la semana pasada fue reforzado con cuatro policías más.
“Nosotros hace rato venimos haciendo unas solicitudes al Ministerio de Defensa, a la Policía Nacional y a la Armada sobre aumento de pie de fuerza, y que tengamos una unidad de Fiscalía. La verdad es que acá en Nuquí no hay quien investigue los crímenes y la situación se hace compleja”, declaró el alcalde.
EFE