Entre los beneficiarios de los bienes están los campesinos, asociaciones de mujeres, cooperativas de jóvenes para producir y la posibilidad de que sean empleados para sedes universitarias.
El mandatario Gustavo Petro, anunció que los bienes del narcotráfico, que estén en extinción del dominio o que ya hayan surtido ese proceso judicial, pasarán a la economía popular, y puso el ejemplo de asociaciones de campesinos o de mujeres, y cooperativas de jóvenes, entre otros.
El anuncio lo hizo el presidente durante la posesión de siete directivos del Estado, acto en el cual indicó que dichos bienes pueden estar avaluados en 22 billones de pesos.
“Aquí se va a configurar la posibilidad de que los bienes de extinción de dominio de los narcotraficantes —en su doble faceta, los ya extinguidos y los que están en proceso de extinción— pasen a la economía popular”, resaltó.
En el mismo contexto, el mandatario hizo referencia a la cifra y al mecanismo por medio del cual se podría acceder a esos bienes.
“Voy a necesitar de mucha valentía, porque se trata de que cerca de 22 billones de pesos pasen a la economía popular”, aseveró, y agregó que en este proceso está el inicio de la reforma agraria en el país.
“Hay que lograr que los bienes concebidos ilícitamente pasen a la gente del pueblo colombiano; no es cualquier cantidad, son 22 billones de pesos. Ahí está el inicio, en estos tres meses, de la reforma agraria”, subrayó.
Asimismo, Petro hizo referencia a la resistencia y oposición a la implementación de este mecanismo por parte de algunos sectores en Colombia.
“Ahora sí van a haber argumentos en contra: cuando pasaban a los amigos de los senadores no había argumentos en contra; cuando pasaban a los senadores mismos no había argumentos en contra; cuando pasaban a los testaferros del narcotráfico o del narcotraficante que los había perdido en procesos judiciales, pero que los recuperaba vía administración estatal, no había argumentos en contra”, señaló.
Y concluyó: “Pero ahora, que se los vamos a entregar a los campesinos, a las asociaciones de mujeres, a las posibilidades de sedes universitarias, a las cooperativas de jóvenes para producir, entonces ahí sí van a surgir los argumentos en contra”.